Como casi todas las fiestas tradicionales, el sonido es importante. Nada más llegar a La Peneirada se oyen unas gaitas, suena el pasodoble de Mallou, interpretado a pie de camino por una agrupación folclórica. Empiezan a aparecer las primeras "vespas", y las primeras bombas de palenque.

En esta especie de tradición moderna, tenemos por un lado y como novedad, una exposición "Vespeneirada" de los años 60, velocípedos (bicicletas que tienen la rueda delantera mayor que la trasera), un coche Renault con 106 años de historia, y una moto con sidecar acompañada de una metralleta que en 1941 viajó del África a A Coruña en el periodo nazi. Y todo esto acompañado de la orquesta "Casablanca", que en medio de la exposición toca "Me sube la bilirrubina" de Juan Luis Guerra.

Por otro lado, liturgia y gastronomía. Después de la exposición "Vespeneirada" que como contaba uno de sus dueños, Jorge Rubial: "Hay que cuidarlas como a las mujeres", toca misa con el párroco de Mourente a la 13.30 horas, seguida de una empanada con unas dimensiones extraordinarias (dos por dos metros) que gratuitamente dona para la causa la panadería Tenorio. Y, por supuesto, como comentaba uno de sus organizadores "por ponerle un santo, San Isidro Labrador".

Matrícula PO-2, comprado en Francia en 1902 por un marqués que lo trajo a Vigo y que, posteriormente, lo adquirió José Pazó. Cuenta su nieto, de mismo nombre, que su abuelo contrató a dos bueyes (ya que el coche no funcionaba) para que tirasen del él hasta Pontevedra. Años más tarde, la familia restauraría el 5 plazas con volante a la derecha y de color rojo, para que, a 25 Kilómetros por hora (si no es en cuesta arriba), fuese de exposición en exposición.