El desalojo del "botellón" y la remodelación del Campillo de Santa María, aunque discurre con mucha lentitud, parece que comienza a dar sus frutos. Una empresa promotora de Baiona pretende abrir en su entorno un hotel, que contaría con doce habitaciones y un restaurante. Se trataría del cuarto establecimiento de este tipo que funciona en el centro histórico, tras el Parador y los hoteles Rúas y Boa Vila.

El concello tramita desde hace unas semanas este proyecto, emplazado en el cruce formado por las calle Eirado de Alvar Páez, Pratería Vella y Tristán de Montenegro, a escasos metros del Campillo, una zona en proceso de mejora en los últimos meses. En ese lugar se ubica actualmente un solar, cerrado por un muro de piedra, donde se proyecta este nuevo hotel, con una categoría inicial de 2 estrellas.

El expediente aparece firmado por la empresa Promociones Ganesen SL, con domicilio social en Baiona, dedicada inicialmente a la promoción inmobiliaria pero que en septiembre pasado amplió su objeto social a la "explotación de mesones, bares, cafeterías, restaurantes o cualquier otra actividad dentro del marco del sector hostelero y del servicio de alimentación, además de los servicios de hospedaje".

Según se detalla en el proyecto, que el concello ya expone al público mientras estudia si se adapta al plan especial del casco viejo (Peprica), el futuro hotel aprovechará una licencia solicitada previamente para un edificio de viviendas, que se reconvierte ahora a usos hosteleros. Se ha diseñado un inmueble de tres sótanos bajo, dos plantas y aprovechamiento bajo cubierta, con una superficie construida total de 643,42 metros cuadrados, que se reducen a 536,46 al medir su superficie útil.

Dos tenedores

Según la distribución que figura en la documentación expuesta por el concello, uno de los sótanos se destinaría a servicios de funcionamiento del hotel y a vestuarios del personal, mientras que el superior acogería la cocina y el comedor. En el bajo se habilitarían la recepción y un salón social, mientras que las habitaciones se distribuyen por las plantas uno y dos (con cinco cuartos en cada caso) y el aprovechamiento bajo cubierta, con dos habitaciones.

Los promotores sostienen que la transformación de viviendas a hotel no varía el volumen general del inmueble, que además del uso hotelero, contaría con un restaurante abierto al público, con categoría de dos tenedores y un aforo máximo de 48 personas. El inmueble en su totalidad, contaría con un aforo de 124 personas.