Siete meses después de que el trazado de la circunvalación de Pontevedra fuera aprobado definitivamente por Fomento, el ministerio acaba de poner en marcha de forma efectiva el proceso para su ejecución. El Boletín Oficial del Estado publicó ayer los procesos para redactar el proyecto de construcción de esta futura autovía, que formará parte de la A-57 (que nace en O Confurco, entre Ponteareas y Porriño) y que tendrá su continuidad hasta Barro, donde enlazará con la AP-9.

En principio, Fomento licita los dos tramos ya supervisados de la circunvalación: el primero se denomina Vilaboa-A Ermida y tendrá 6,2 kilómetros de longitud, mientras que el segundo, A Ermida-Pilarteiros, mide 5 kilómetros y finaliza en la carretera de Campo Lameiro, en Xeve. No obstante, el propio concurso para redactar estos proyectos aclara que "deberá coordinarse con el estudio informativo "Prolongación de la autovía A-57 en el tramo Pilarteiros-Barro y conexión con la AP-9 en Curro".

Es decir, que Fomento ya trabaja en las alternativas de trazado de la prolongación de la circunvalación hacia el norte, hasta desembocar en la futura autovía de Arousa que promueve la Consellería de Política Territorial.

De momento, los 11,2 kilómetros entre Vilaboa y Xeve tendrán una concepción de autovía, con cuatro carriles de 3,5 metros cada uno, más arcenes exteriores de 2,5, con una mediana central de cinco metros, incluidos los arcenes interiores.

Aunque de momento se reservan unos 2,5 millones para redactar los proyectos técnicos, el presupuesto inicial de construcción es de 77 millones de euros, con varios viaductos, uno de ellos, de 680 metros, sobre el río Lérez, a la altura de Bora.

Con la aprobación de diciembre y las licitaciones de ayer se confirma de forma absoluta la decisión de Fomento de anular cualquier tipo de conexión con el nudo de O Pino. En cambio, sí habrá enlaces directos con las carreteras de Ponte Caldelas, Ourense y Campo Lameiro. El documento ambiental que debe respetar esta carretera explica que "la circunvalación consiste en la realización de una ronda en torno a Pontevedra, eliminando la travesía de la carretera N-550 mediante una vía de gran capacidad libre de peaje, que evitará que el tráfico de largo recorrido atraviese la ciudad, conectando además la N-541 con la N-550, definiendo un Eje Atlántico Norte-Sur en Galicia en paralelo a la N-550, dentro del cual se incluye esta circunvalación".

Detalla que la autovía "partirá del trazado aprobado de la A-57, y se dirigirá hacia el Norte, al Este del núcleo de Pumariño (Tomeza). La conexión con la actual N-550 al sur de Pontevedra se realizará a través de la red viaria existente. Tras el paso del río Lérez, la alternativa finalizará su trazado en el enlace con la carretera PO-223, con el objeto de que el itinerario Norte-Sur se prolongue hacia el Norte en paralelo a la carretera N-550. En entronque con este vial (hacia Santiago) al norte de Pontevedra se realizará del mismo modo que en el tramo sur, a través de la red viaria existente en tanto no se prolonga la A-57 hacia el norte".

Exceso de ruido

La Declaración de Impacto Ambiental hace especial hincapié en las molestias que ocasionaría el tráfico, tanto en contaminación como en ruido. Así, se apunta que "el incremento del tráfico supondrá un aumento negativo de las emisiones gaseosas a la atmósfera y del nivel de ruidos que podrían afectar la calidad de vida de los núcleos urbanos próximos a la nueva vía. En el caso de producirse, sería de una intensidad alta y extensión parcial, de forma inmediata y permanente".

Añade que, en el capítulo de la contaminación acústica, "en la fase de construcción, es un efecto de magnitud baja y compatible. En la fase de explotación, el incremento del ruido por la circulación de vehículos será fuerte en algunos puntos y más moderada en otros". Se admite, eso sí, que "las viviendas que estén a una distancia menor a 230 metros de la vía estarán expuestas a un nivel sonoro superior al permitido".