A. M. B., un ourensano de 28 años, dejó morir sin alimentos ni cuidados a 41 ovejas y cabras en una granja de Piñor (Barbadás) tras cobrar una subvención de 22.000 euros, de la línea de ayudas públicas para la incorporación de jóvenes al rural, cuya devolución ya le ha reclamado la Xunta. Además, tenía a 5 perros sueltos por el municipio que Protección Civil capturó y entregó a la protectora. El caso fue destapado por el Seprona. La unidad de protección de la naturaleza del instituto armado también halló recientemente una perrera ilegal con 33 canes en deficientes condiciones en Nogueira de Ramuín, e imputó a otro ganadero de Montederramo, A. A. G. L., al que le habían muerto 12 vacas en 3 meses en una explotación con graves deficiencias higiénico-sanitarias. En los últimos 14 meses, el Seprona de Ourense descubrió 27 casos de maltrato o abandono animal.

Veinte de estos delitos fueron detectados el año pasado y 7 en lo que va de 2018. Muchos casos son descubiertos gracias a las denuncias de vecinos, pero también por inspecciones de oficio. A diferencia de las entradas en domicilio, que requieren orden judicial, los dueños de explotaciones ganaderas están obligados a dejar pasar al Seprona. La unidad, con 28 efectivos al mando del teniente Pablo Medela, dispone de 9 vehículos de cuatro ruedas y 23 motos para llegar a sitios inaccesibles en el monte o un río, protege la flora y fauna, vigila la sanidad animal, previene, denuncia e investiga fuegos, vertidos o cualquier ataque al medio, y garantiza el cumplimiento de las normas de caza, pesca y conservación del entorno forestal. Desde enero de 2017 detectó y denunció 1.155 infracciones (882 en 2017, 273 este año). En este mismo periodo lleva 38 investigaciones (29 en 2017) con un total de 27 detenidos o imputados (5 en 2018).

"Hay días en los que recorres 200 kilómetros y otros, 40. Si nos llaman por algo grave, salimos a cualquier lugar de la provincia", describen los guardias José Francisco y José Antonio, que el sábado pasado estuvieron con este periódico. En la época de máximo riesgo de incendios, las jornadas son exigentes en la provincia con más fuegos de toda España. Vigilan quemas, ayudan en los operativos de extinciones e investigan. Tras entrar en el cuerpo, el ingreso en el Seprona requiere un plus de formación especializada, con examen teórico y de circulación en moto (de tipo enduro, preparadas para los entornos más inaccesibles).