El director del Laboratorio del Radón de Galicia y profesor de Medicina Preventiva de la Universidad de Santiago, Juan Miguel Barros Dios, advierte de que el problema del gas radón de las instalaciones municipales "no está en las manos más adecuadas", teniendo en cuenta que le ha sido encargado a la Facultad de Físicas de la misma Universidad, en lugar de organismo que él representa y acumula una experiencia de 25 años, en los que ha elaborado el Mapa del Radón de Galicia. Barros Dios indica a mayores que "no se justifica la alarma creada", al ser necesario "buscar una solución integral para todo el edificio", en el plazo de seis o doce meses, por lo que "no tiene sentido que las personas que trabajaban en el sótano marcharan en estampida para una planta superior".

Gracias a la experiencia acumulada durante décadas, el director del Laboratorio del Radón de Galicia sostiene que cuanto una institución encarga una medición de este tipo, es imprescindible que cuente con la correspondiente partida presupuestaria para acometer las reformas necesarias, ante la preocupación que suele crear entre el personal que trabaja en las instituciones. Pero insiste en que "la alarma no está justificada", al tratarse de procesos a largo plazo.

Pese al esfuerzo que ha realizado durante un cuarto de siglo, mediante numerosas comparecencias y declaraciones para reclamar la medición del gas radón en las instituciones, grandes empresas y en domicilios particulares, Barros Dios revela que "sólo hemos tratado con el servicio de prevención de la Diputación de A Coruña". Y agrega: "Todo el despropósito de la Universidade da Coruña y del Concello de Ourense se debe a que es gente que no debía, la que mete el zueco por el medio". Y también emite un mensaje claro para los responsables de las instituciones: "Si usted encarga unas mediciones, los trabajadores tienen derecho a conocerlas, transcurrido determinado tiempo después de que se las faciliten, para bien o para mal".

El Laboratorio del Radón de Galicia facilita los datos a los responsables de las instituciones que solicitan que proceda a medir las emisiones en determinadas dependencias. "Si luego quieren que vayamos a hablar con los trabajadores, lo hacemos de forma gratuita, para ofrecer todo tipo de explicaciones". De todas formas, insiste en que las instituciones que encargan estos trabajos deben estar preparadas. "Lo que es una aberración es no realizar una previsión de lo que puede ocurrir. Da igual estar por debajo de 300 que por encima de 3.000 becquerelios/metro cúbico. El problema es que cuando usted mide, puede encontrar mucho y por lo tanto tiene que tener pensada una solución, o al menos unos dineros separados del ejercicio en curso para poder afrontar las medidas, que pueden ser baratas, pueden ser menos baratas, pero que las va a necesitar, seguramente", asevera.

"Lo que no se puede hacer es montar un cirio: decir que se va a trasladar la facultad. Eso solo un demente o un descerebrado puede decirlo. No hay ningún edificio que no pueda ser reducido. Podrá costar más, costar menos o tener más problemas con la Dirección Xeral de Patrimonio para que se puedan acometer las obras que requiere, pero se puede y se debe reducir. Y lo de trasladar el personal, no tiene sentido", afirma Juan Miguel Barros.

El director del Laboratorio de Radón de Galicia reconoce que uno de los grupos municipales de Ourense llamó a este organismo para preguntar si tenía las medidas del gas radón en las instalaciones municipales. La respuesta fue inmediata: "Nosotros no hemos medido el Concello de Ourense para nada. No somos nosotros. El Laboratorio de Radón de Galicia, hasta ahora, nunca ha tenido semejante cristo, con perdón de la expresión. Nunca nos ha ocurrido esto, porque advertimos muy bien al cliente sobre lo que debe hacer".

Las provincias de Pontevedra y Ourense se encuentran a la cabeza de la incidencia del gas radón, según el mapa que elaboró durante los últimos 25 años el Laboratorio de Radón de Galicia, al frente del que permanece Juan Miguel Barros Dios.

Un grupo político del Concello de Ourense solicitó al Laboratorio de Radón de Galicia que midiera la concentración de gas radón que tenía su local. Barros Dios accedió, "de la misma forma que lo haría si me lo pide el inquilino de un piso, a pesar de que no sea de su propiedad, aunque el dueño no lo sepa". Y poco tiempo después le comunicaron que ya habían cambiado al mencionado grupo para la planta superior. "Yo me pasé unos 50 minutos, en dos días, explicando a una edil que no había ninguna razón para que abandonaran el local. Después de pasar allí cuatro o cinco años, no hay ningún problema para que puedan permanecer tres meses más, con la finalidad de dejar un margen de tiempo que permita que puedan adoptar una solución para todo el edificio, teniendo en cuenta que el problema no está solo en el local de ellos, según reflejan las informaciones publicadas por la prensa", explica.

La presencia de radón en el local del grupo político que solicitó la medición asciende a 941 becquerelios/metro cúbico, por lo que triplica la cantidad recomendada. En vista de la situación, Barros Dios pregunta. "¿Eso es mucho o es poco?" Y ofrece la siguiente respuesta: "Es moderadamente alto, como consta en el informe. ¿Hay que adoptar alguna solución? Probablemente sí, pero tampoco es para salir corriendo del local, hacia el piso superior". En este sentido, reitera que "lo más lógico sería buscar una solución para todo el edificio, que seguro que tiene otras zonas afectadas". Y agrega: "No se puede hacer ese tipo de planteamientos: ir local por local es un horror, porque las cosas no se hacen así. Es lamentable que se dejen asesorar por personas que carecen de experiencia en esta materia".