"Cuando empezamos con los trabajos nos emocionábamos mucho con todos los hallazgos que íbamos haciendo, incluso cuando encontrábamos teja"; explicaba entre risas uno de los miembros de este equipo de arqueólogos que ha tenido O Formigueiro como escenario de su primer contacto con las excavaciones.

"Sin embargo, esa emoción se disuelve cuando vas por la pieza número cincuenta", razonaba su compañero, Rodrigo Ares. Un grupo de jóvenes que valora como "muy positiva" esta primera experiencia en la parte práctica del trabajo que han escogido: "Hemos estado muy a gusto y la gente del pueblo ha sido muy amable", reconocía Manuel García a pesar de que el tiempo caluroso que ha atravesado la provincia seguramente dificultó su tarea en más de alguna jornada.