Alumnos de cuarto de ESO y de Bachillerato del Colegio Padre Feijoo Zorelle de Ourense pusieron ayer un pie en la Antártida, el continente helado del que les separaban 12.524 kilómetros, pero sin salir del apacible salón de actos de su centro escolar.

La novedosa sesión, incluida dentro de la XXIX Campaña Antártica, que tiene como objetivo dar a conocer la biodiversidad de la Antártida y concienciar sobre la necesidad de preservar el medio ambiente se realizó por videoconferencia, y permitió a los alumnos, conocer por dentro y por fuera, la Base Antártica Española del Ejército de Tierra "Gabriel de Castilla", en la Isla de Decepción, en el Archipiélago de las Islas Shetland del Sur.

La labor del Ejército en la isla Decepción, en el continente más solitario, frío y ventoso y con las temperaturas más extremas del planeta, es fundamental, porque según relata el diario de operaciones que van narrando en su web los miembros de la base, su llegada el 17 de diciembre, les permite tener preparadas las instalaciones, para garantizar el trabajo del equipo de científicos, que luego con todo ya en marcha están allí durante estos dos meses un poco menos extremos, para realizar importantes proyectos de investigación.

"Llevábamos días preparando en clase todo lo relacionado con la Antártida, su clima, su actividad volcánica, preparando preguntas que los alumnos podrían querer hacer durante la conexión pero sin dejar que ellos improvisaran", explica Beatriz Temes, jefe de estudios del Padre Feijoo Zorelle .

Podría ser una clase de Biología convencional, plagada de datos más fríos que el propio polo, amontonados para ser memorizados mecánicamente por los alumnos, sin otro fundamento que la mecánica repetición de los mismos en el examen. Pero para Beatriz Temes, profesora además de Biología, lo importante es que los alumnos "discurran".

Eso, unido al uso de las nuevas tecnologías, "que controlan y les encanta, los niños de este colegio tienen sus propios blog y la investigación e trabaja de forma muy activa", explica la profesora y con la colaboración del Ejército, nada menos", a las 12 del mediodía e a ayer -8 de la mañana en la Antártida los alumnos pudieron contactar con Diego Núñez, encargado de comunicación de la base. El les fue explicando que esta bases, está situada a 1.000 kilómetros m de mares helados, del primer lugar habitado y en el que una simple apendicitis puede ser mortal.

"Le explicó los proyectos de seguimiento de la actividad sísmica que se están haciendo, y luego contactó con ellos un sismólogo un geólogo", explica Temes.

En un momento de la videoconferencia, que todos siguieron con el interés de la vida real que late más allá del negro sobre blanco de los libros, pudieron ver incluso el exterior helado pese a ser la época menos fría del año, cuando uno de los miembros de la base salió al exterior. "¿Ahí no tenéis sol?", preguntó una niña de primaria. No fue una pregunta baladí. Si había sol tras nubes , pero eran los últimos rayos del gélido verano antártico, a punto de acabar.