El Puente del Milenio de Ourense ha envejecido de joven. Óxido, desconchados, suciedad y actos vandálicos revisten de decadencia una infraestructura emblemática que este mes de septiembre cumple 14 años desde su inauguración por parte de los entonces conselleiro de Obras Públicas con Fraga, Xosé Cuiña, el presidente de la Diputación, José Luis Baltar y el alcalde Manuel Cabezas. Ante el visible deterioro, las administraciones ultiman una puesta a punto del que fue quinto paso sobre el Miño para mejorar el tráfico tras la peatonalización del Puente Viejo en 1998. El nuevo gobierno de Ourense situó entre sus prioridades el remozado de un enclave que atrae a numerosos turistas por las vistas panorámicas que ofrece de la ciudad y el río, con un balcón para recrearse a 20 metros de altura. También ofrece una alternativa a deportistas por su recorrido vertiginoso y ondulante, con 100 escalones. Ahora, más inestables por el desgaste de varias planchas y peldaños.
"Pedimos colaboración a la Xunta para que haga un mantenimiento a fondo del Milenio. Es necesario mejorar el asfaltado, reponer parte de la iluminación, mejorar la pasarela y llevar a cabo una revisión estructural como medida de prevención", reconoce el concejal Pepe Araújo, responsable de Infraestructuras. La buena sintonía entre administraciones del PP parece haber cuajado en los primeros 100 días del nuevo ejecutivo. La Xunta, que acaba de apoyar una inversión de 1 millón de euros para poner en valor el Puente Viejo, también dirá sí al Concello en este caso. Según el delegado territorial, Rogelio Martínez, "la consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras tiene el compromiso de llevar a cabo trabajos de mantenimiento; lo más probable es que haya que esperar al presupuesto de 2016". El importe, dice con alguna duda, rondará también el millón de euros.
El Milenio inauguró el siglo en Ourense con un toque de modernidad e impulsó un nuevo desarrollo urbanístico en el populoso barrio de A Ponte. El proyecto del arquitecto Álvaro Varela de Ugarte, doctor por la Universidad de Tokio y máster en Yale, fue ejecutado por una UTE entre la multinacional ACS y la mercantil ourensana OCA, S.A. La obra se prolongó entre abril de 1999 y agosto de 2001.
El 1 de septiembre fue inaugurada. Catorce años más tarde, la obra sigue sin ser recepcionada. El ayuntamiento no llegó a recibir oficialmente la infraestructura pero la Xunta sostiene, según un informe de su asesoría jurídica, que una vez terminada la construcción y con el certificado de fin de la obra, el puente pasó a titularidad municipal. Este matiz ha hecho que el mantenimiento en años haya sido escaso. La falta de civismo ha hecho el resto. Tres lustros más tarde y en un momento en el que la Xunta y el Concello de Ourense relacionan en perfecta sintonía, el Milenio recibirá el lavado de cara que pide a gritos.
