Día a día, Cáritas Diocesanas de Ourense atiende en el servicio de comedor social a una media de 200 personas. Unos datos que dan sentido a su trabajo continuo "de contención social" ante el hecho de que todavía hoy "existe un volumen de personas muy importante con carencias en el ámbito de las necesidades básicas", explicaba Óscar Diéguez, director de programas de la ONG en la provincia. Desde Cáritas reconocen que "la tendencia por el momento es de estabilidad, las cifras ni mejoran ni empeoran".

Una evolución que aunque pudiese parecer algo positivo, según Diéguez es una "situación cuando menos preocupante que tanta gente en una ciudad como Ourense tenga que recurrir los 365 días al año a una entidad social para poder garantizar un mínimo tan básico como la comida", resaltaba. Sobre todo en una población como la ourensana en la que según Diéguez "son habituales las redes sociofamiliares de apoyo que en la actualidad han demostrado estar atravesando un periodo de dificultad".

Así, desde Cáritas quieren llamar la atención sobre el todavía elevado número de personas que tampoco pueden hacer frente a día de hoy al pago de los suministros de agua o luz o al propio alquiler de su vivienda. "Derechos que todos consideramos básicos y que vemos que no se cumplen", explicaba el director de programas de la organización diocesana.

A pesar de que las cifras de personas en situación de urgencia social no han aumentado, eso no quiere decir que los que ya lo estaban hayan mejorado su posición: "El acceso al mercado de trabajo sigue siendo difícil y en muchas ocasiones ni siquiera garantiza la cobertura de mínimos", afirmaban desde esta entidad. Muchos trabajadores pobres siguen llamando a la puerta de Cáritas porque "sus ingresos no pueden garantizar su subsistencia".

Sin embargo, según Óscar Diéguez "no existe ningún perfil concreto entre los usuarios de estos servicios por lo que no pueden ser definidos de manera taxativa". El rasgo que les une es que casi todas estas personas que demandan la cobertura en las necesidades de tipo básico "sí han accedido al mercado laboral y han participado en la sociedad de manera activa, como podemos hacer todos en nuestro día a día". Un colectivo al que una serie de circunstancias "sobrevenidas, ajenas por completo a su situación" les llevaron a perder el empleo hace dos, tres o cuatro años.

Una pérdida de empleo que se vio agravada posteriormente "por el agotamiento de las prestaciones sociales, lo que les dejó en una situación de gran dificultad", que todavía atraviesan. Su acceso a un nuevo empleo "en los sectores en los que esas personas trabajaban es complicado porque todavía no presentan demanda" así como la recalificación profesional por tratarse de personas que han estado trabajando "30 años en lo mismo y se encuentran ahora con que la edad es un handicap". Una situación que sigue precisando del trabajo de entidades como esta.