El juez considera que tanto la madre biológica como su excompañero sentimental agredieron "durante meses" a un bebé de Ourense que, el 20 de marzo, ingresó en estado muy grave en el hospital de la ciudad, con múltiples fracturas tras haber sido víctima de "un episodio aparentemente letal", según el informe de alta. Las exploraciones detectaron un cuadro brutal: fracturas múltiples, infección respiratoria, laringitis, contusión y hemorragia craneales. En una de las últimas pruebas de la investigación, el forense certificó que el niño, que tenía solo 10 meses de vida cuando fue hospitalizado, sufría fracturas en el cráneo, las costillas, el fémur y extremidades medias (huesos largos, cúbito y radio), además de lesiones cutáneas y hemorragias de retina. Estuvo entre la vida y la muerte en la UCI de pediatría.
El magistrado de Instrucción Número Uno, Leonardo Álvarez, responsable de esta investigación, imputa formalmente a la progenitora y a su exnovio como los posibles autores de un intento de homicidio o un asesinato o, subsidiariamente, de lesiones graves. Por la gravedad de los cargos y las posibles penas de prisión a las que se exponen ambos, las diligencias se transforman en un sumario. Después vendrá el procesamiento. Los dos imputados, que volverán a comparecer, tienen en vigor una orden de alejamiento del pequeño.
En el mismo auto de imputación formal, el juez exculpa a otros seis familiares del menor -hasta una bisabuela- que permanecían imputados en la causa que indagó la autoría de las lesiones que casi le cuestan la vida al menor.
El niño fue atendido en estado de urgencia y estado crítico en el servicio de pediatría del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO). Los médicos activaron el protocolo de malos tratos. La Xunta se hizo cargo de la tutela del pequeño -actualmente está bajo cuidados de una pariente tras ser acogido inicialmente en una casa nido- y el juzgado puso en marcha la investigación penal por "una situación clínica grave compatible con malos tratos a un menor".
Las sospechas de malos tratos iniciales, que ahora han derivado a una imputación principal por homicidio o asesinato frustrado, condujeron a la detención de Víctor G.F., el exnovio de la madre biológico, Alba P.C., que estaba a cargo del menor el día del ingreso. En su declaración, negó la agresión y adujo que los moratones se debieron a un intento por reanimarlo de un supuesto caso de muerte súbita.
También intentaron explorar la defensa la posibilidad de que el pequeño, que nació prematuro, padeciera una enfermedad rara como la de los "huesos de cristal". Las declaraciones de médicos y los informes del hospital lo descartaron.
El juez ve a ambos sospechosos de las palizas al bebé basándose en que, según los profesionales médicos, "las lesiones sufridas por el menor solo pueden ser consecuencia de actos violentos", en el reconocimiento por parte de ambos de que el niño estaba fundamentalmente bajo su custodia, así como en "lo poco creíble que resulta la declaración de los imputados a la hora de explicar por qué fue ingresado de urgencia". Según relata el instructor, "especialmente extraña" es la postura del hombre "cuando afirma que llevó al niño a urgencias porque "se le iba" y sin embargo, en vez de acudir directamente todavía dio un rodeo para recoger a la madre".
La madre declaró por segunda vez en noviembre. Dijo que, en una revisión periódico con el pediatra, 3 días antes del ingreso, su hijo, que viajaba en sus brazos y sin cinturón , recibió un golpe al llegar al hospital, por un frenazo del coche. También reconoció que su pareja de entonces llevaba meses menos pendiente y restaba importancia al estado del niño cuando proponía llevarlo a consulta: "Ya se le pasará". El pediatra que atendió al niño 3 días antes de su ingreso, uno de los testigos en la causa, no apreció violencia , creyó que un moratón podía deberse a un traumatismo y una hemorragia en un ojo, a la tos, pues tenía catarro.
La madre acudió a un curso el día en que el menor terminó en urgencias. La noche anterior, según su versión, el niño no se quejaba ni lloraba. Cuando se marchó de casa, el pequeño seguía durmiendo
