En ocho meses, el magistrado de Instrucción Número Uno de Ourense, Leonardo Álvarez, ha cerrado la fase de investigación del cruento crimen de Tomás Milia Méndez, un farmacéutico jubilado de 72 años que el pasado mes de octubre murió al ser presuntamente acuchillado por el joven con el que había concertado relaciones sexuales a cambio de dinero. El magistrado procesa a Alexandru Marius Luca, un prostituto de nacionalidad rumana y 19 años que ofrecía sus servicios en internet, por los supuestos delitos de homicidio o asesinato, robo con violencia, incendio y atentado. Las condenas a las que se enfrentará en el próximo juicio -varían en función del grado- podrían superar los 40 años de cárcel. Jueces de la Audiencia Provincial, y no un tribunal del jurado, resolverán el asesinato.

El magistrado impone además una fianza de 86.000 euros al supuesto autor del crimen y da un plazo de un día para que la deposite antes de ordenar el embargo de bienes suficientes. La medida pretende asegurar que, en caso de condena, cumpla con el pago de indemnizaciones. En el mismo auto de procesamiento, el juez ordena que se le ofrezca al marido de la víctima la posibilidad de ejercer acciones legales; ratifica la prisión provisional sin fianza del joven y fija, para el próximo jueves a las 10 de la mañana, una declaración indagatoria que supone un mero trámite legal antes de que las acusaciones -la Fiscalía y el hermano de la víctima, de momento- y la defensa formulen sus escritos de conclusiones, con las peticiones de condena o de absolución.

El presunto autor del crimen permanece en prisión preventiva desde el 7 de octubre pasado. Cayó detenido por haber regresado al escenario del crimen para incendiar la céntrica vivienda de Tomás Milia con la supuesta intención de eliminar pruebas. Horas antes, y después de una supuesta discusión por dinero tras una relación sexual contratada, el joven rumano le habría asestado tres cuchilladas. Salió por primera vez del domicilio y consiguió huir de agentes de Policía que lo vieron salir a primera hora de la madrugada y lo consideraron sospechoso.

Entonces, cuando ya había cometido el crimen pero aún se desconocía, los agentes le incautaron relojes de lujo de la víctima pero no pudieron evitar que huyera. De hecho, uno de los agentes llegó a ser embestido por su vehículo. El magistrado que llevó la investigación cree "que entre las 21.30 horas del 4-10-13 y las 22.30 horas, cuando se encontraba en el domicilio de Tomás Milia Méndez, se produjo una discusión entre ambos en cuyo seno acabó con la vida de Tomás tras propinarle dos puñaladas en el cuello y otra en el vientre".

El presunto homicida volvió sobre las 5 de la madrugada. Tras introducir el cadáver en la bañera -donde fue encontrado por los Bomberos- y aplicarle lejía, fue interceptado a pocos metros con prendas ensangrentadas, un juego de cuchillos y las llaves del piso, que dejó cerrado. Arrojó a una papelera cercana el arma homicida. El magistrado lo acusa de que "plantó fuego a la vivienda, generando un grave riesgo para todas las personas que habitaban en el inmueble con la intención de borrar la huellas que pudiera haber dejado", según relata el auto de procesamiento.

Confesó el crimen a la Policía

El juez considera que los cuatro delitos imputados al joven rumano se fundamentan en que varios vecinos lo vieron en el inmueble a la hora de los hechos y en que reconoció el crimen ante la Policía, además de las evidencias por portar objetos de valor de la víctima y ser interceptado con "ropa bañada en sangre y varios cuchillos propiedad de la víctima, así como las llaves de la vivienda", detalla el auto.