Una banda de gaiteiros gallegos ofreció un singular concierto en el Museo del Hermitage de San Petersburgo, donde robaron el protagonismo a los cuadros de los mayores genios de la pintura universal.

La Real Banda de Gaitas de la Diputación de Ourense, integrada por unos 40 jóvenes con gaitas, tambores y panderetas, cautivaron durante media hora a los visitantes de una de las pinacotecas más importantes del mundo. Apostados en una de las escalinatas del Hermitage, los jóvenes ourensanos tuvieron también un detalle con el país que les acoge en esta gira al interpretar "Katiusha", la canción más tradicional del folclore ruso, en gallego y en ruso.

La visita al Hermitage, el antiguo Palacio de Invierno de los zares, no fue casual, ya que el museo acoge un cuadro de un pintor ourensano del siglo XVII, Antonio Puga.

Se trata de "El afilador", una figura muy vinculada con la cultura ourensana, ya que así son conocidos los habitantes de esa provincia del noroeste español, llamada tradicionalmente "A terra da chispa".

Los responsables de la banda de gaitas hicieron entrega a la dirección del Hermitage de cinco discos y un vídeo digital para los archivos del museo con mil canciones del folclore de esta tierra.

"Ha sido un acto muy bonito. Tocar las gaitas en el Hermitage es un privilegio. Incluso tuvimos que acortar la actuación, ya que el público colapsó las salas. Todo el mundo quería hacerse fotos con los gaiteiros", destacó Xosé Luis Foxo, director de la banda.

La Real Banda de Gaitas cerró así una gira de cuatro días por Rusia, en la que el domingo homenajearon a los "niños de la guerra" en un acto en la embajada española en Moscú y el lunes actuaron en la Universidad de San Petersburgo.

"El salón de actos de la universidad estaba abarrotado. Nos acompañaron 30 gaiteiros rusos. Hemos descubierto que a los jóvenes rusos les encanta la gaita, que es un instrumento muy versátil", agregó.

Foxo destacó que durante el acto en la universidad de la antigua capital imperial rusa, que cuenta con un centro de estudios gallegos, se le acercaron jóvenes rusos que hablaban perfectamente en gallego.

"Es muy sorprendente encontrar a gente hablando en gallego en Rusia. Ha sido una experiencia fantástica", concluye Foxo.