Más de cien agentes (algunos de paisano) peinan las carreteras, ferias, mataderos y mercados para atrapar a la banda organizada que ha robado 120 terneros desde principios de año en la comarca de A Limia y sus inmediaciones. El subdelegado del Gobierno, Roberto Castro, vaticina que "caerá en cuestión de días o semanas", de un lado o del otro de la frontera, al existir colaboración con la Guardia Nacional Republicana. Pero se niega a ofrecer datos sobre la operación, para que se pueda cerrar con éxito.

De todas formas, el subdelegado del Gobierno recomienda a los ganaderos que adopten medidas de seguridad, mediante la instalación de alarmas o cámaras de vídeo y que establezcan un turno de visitas en horas no habituales -ya acumulan unas pérdidas que rondan los 180.000 euros-, porque los cuatreros necesitan más de una hora para cortas las alambradas, forzar la puerta de entrada de la granja, meter el camión y cargar los animales. Sin embargo, desaconseja que se quede a dormir una persona con una escopeta en las granjas, porque "no son expertos en el manejo de armas y puede producirse un accidente". La solución, según su criterio, pasa porque llamen rápidamente a las fuerzas de seguridad cuando vean movimientos extraños de alguna persona o algún vehículo.

Tras el robo de unos 120 terneros en granjas de las localidades de Morgade, Damil, Guedes -las tres en Xinzo de Limia-, Vilariño das Poldas (Sandiás), Carzoá (Cualedro) y la localidad portuguesa de Montealegre, desde el pasado mes de enero, agentes con uniforme y de paisano de ambos países están controlando los mercados, mataderos, veterinarios, ganaderos, comercializadores, tratantes y las ferias que se celebran en un radio de más de 150 kilómetros.

Agentes que participan en la investigación están convencidos de que el ladrón "está en casa", en el sur de la provincia de Ourense o en la franja limítrofe del norte de Portugal, porque "una persona ajena al gremio de los tratantes, ganaderos y carniceros sería incapaz de cargar a los terneros en el camión". Pero además, se encuentran luego con la complejidad de darle salida a las reses, una vez que se apoderan de ellas, por lo que tienen que falsificar el crotal identificativo que lleva cada ternero en una oreja y los documentos sobre su trazabilidad, o contar con la colaboración de un matadero y un veterinario que sellen la carne con el fin de distribuirla para su venta en carnicerías y supermercados.

Ganaderos e investigadores coinciden en que el sacrificio de los 120 terneros robados desde el pasado mes de enero "no se pudo hacer en una casa", para su posterior distribución. Por lo tanto, concuerdan en que lo más probable es que utilicen una nave o una granja para meterlos e irse deshaciendo de ellos poco a poco. Realizar grandes trayectos por carretera, requeriría que circulasen con documentación falsa y el cambio de los crotales identificativos para dotar a las reses de una apariencia legal.

Fuentes de la investigación interpretan que el salto cualitativo que han dado la banda, al pasar de robar 14 terneros cada mes a llevarse 59 de una sola asentada, posiblemente en un camión de doble piso, puede deberse a que "se sienten seguros, confiado en que no pasa nada, porque nadie de preocupa de ellos, y eso los va a llevar a cometer algún error". Y con respecto a la cantidad, puede suponer que busquen mayor autonomía, que les permita mantener los mismos beneficios escalonando la venta de los animales o de la carne en el tiempo, por lo que no necesitarían actuar hasta dentro de dos meses, o que hayan incrementado su radio de actuación, con lo que también estarían asumiendo "nuevos riesgos".

Los agentes tienen la sospecha de que los cuatreros han podido utilizar en varias ocasiones una carretera de comunicación con Portugal, pero no descartan que también "pueden entrar y salir por vías alternativas", lo que hace más complejas las tareas de vigilancia.