Tras el fallecimiento del sacerdote Jesús César Silva, popularmente conocido como Padre Silva, a causa de un derrame cerebral sufrido ya en el pasado mes de diciembre, ayer fue enterrado en el panteón familiar en Vilanova dos Infantes, donde estuvo acompañado en todo momento por los suyos.

Arropado por sus familiares más directos, sus amigos, sus "benposteños" y muchos de los vecinos de Vilanova, el Padre Silva recibió el último adiós en su tierra natal.

Ayer por la mañana, tras ser velado durante toda la noche, a las 12:00 horas se celebró una misa en la capilla de Benposta, a la que acudieron un gran número de amigos a mostrar su pesar ante la familia.

El último adiós

Durante la celebración de la misa se veían muchos rostros apenados y ojos llenos de lágrimas. Para los más allegados resultó un momento difícil decir adiós a una persona que en palabras de muchos de los asistentes "fue una gran persona que nos ayudó en los momentos más difíciles".

Entre los presentes destacaron muchos "benposteños", esos niños que hoy ya no son tan niños, pero que tienen muy presente la ayuda que este sacerdote les ofreció.

En la misa se vio a sus hijos "adoptivos" muy entregados. Hubo cantos, palabras de reconocimiento e incluso aplausos para agradecer la asistencia y regalarle una emotiva despedida.

Los más cercanos decidieron que el mejor lugar para descansar sería que volviese a la tierra de su familia, a Vilanova, por lo que sus restos descansan desde ayer en el panteón familiar.

Por la tarde, a las 16:00 horas levantaron el cadáver en Benposta, y lo condujeron hasta Vilanova dos Infantes. Allí, el sacerdote de la parroquia ofreció otra misa, para proceder a la sepultura. En el momento de colocar el féretro en el nicho, uno de sus "benposteños" quiso compartir el mensaje de que "el Padre Silva me salvó la vida".

Gente de todas las razas, todos los colores, todos los status sociales y todas las edades quisieron decir adiós al Cura, que era como le llamaban los más cercanos a él.