Consumidores habituales de droga del municipio de Verín, citados como testigos, señalaron a los acusados por tráfico de estupefacientes como las personas que les vendían la cocaína que precisaban para sostener su adicción, operaciones de compra-venta que se llevaban a cabo prácticamente a diario. La Audiencia Provincial de Ourense acogió ayer la segunda sesión del juicio contra ocho imputados por tráfico de drogas, algunas de ellos de origen colombiano, que presuntamente integraban una red que fue desmantelada en 2006 por la Guardia Civil, que se incautó de 4 kilos de cocaína. Se enfrentan a penas que suman los 50 años de prisión y tan sólo dos de ellos, el matrimonio compuesto por Jorge Luis y Carmen, reconocieron el martes la autoría de los hechos que se están juzgando.

La primera en prestar declaración fue Inma Veiga Romero, esposa de Feliciano Sola Albarán, uno de los supuestamente implicados. La mujer aseguró que le compraba cocaína “de forma muy habitual” a Jorge Luis Rojas, considerado el “cabecilla” del grupo, ya que compraba la mercancía en Madrid; a Élver Rojas Correa e incluso en alguna ocasión a Óscar Fabián Ardila. “Muchas veces Mireya, la mujer de Jorge, estaba en casa cuando yo iba a comprar para mí y para Feliciano”.

El testigo José González también identificó a Élver y a Óscar como sus vendedores. “Les llamaba por teléfono y quedábamos”, dijo, a la vez que matizó que “Feli nunca me vendió, pero yo le daba el dinero o lo ponía él, dependiendo de lo que teníamos y me la iba a comprar a veces para consumir juntos”.

Carlos Pereira aportó una versión idéntica al anterior y Manuel Méndez también.

Versiones diferentes

A estos tres testigos, el fiscal José Ucha les recordó que en fase de instrucción, señalaran a Feliciano Sola como su proveedor y que en ningún momento manifestaron que quedasen para consumir, ni juntos, ni a medias, por lo que se refiere al importe del coste de la cantidad encargada. Por el contrario ayer, insistieron en que compraban la cocaína a medias y que compartían el consumo. Pero Julián Medeiros manifestó que Feliciano era su vendedor. “Le llamaba por teléfono, quedaba con él y con su mujer a mitad de camino y le pagaba 60 euros por gramo, pero nunca nos drogamos juntos”.

José Carlos Bahamonde, Carlos Parada y Carlos Manuel Silva apuntaron a Jorge Luis y a Élver como las personas a las que encargaban la droga.

Carlos Daniel da Rocha negó comprarle cocaína a Castor Martínez aunque en fase de instrucción aseguró que sí.