Coque Malla despacha con la misma métrica que defiende en el escenario la causa de “La hora de los gigantes”, su desembarco definitivo en la música visceral. Once temas que llegan al final (“rock honesto y con agallas” según Malla) a través de medios tiempos, riffs meridianos, pegadas de los Stones, un guiño a Iggy Pop y hasta una ranchera. La sala Capital recibe de madrugada una muestra rebajada (concierto en formato acústico junto al guitarrista Nico Nieto) de un músico que además es actor, aunque “no sabía que en Ourense tuvieseis un festival de cine”.

-Mañana te toca actuar en horario y lugar de discoteca (1,00 de la madrugada). Poco que ver , en cualquier caso, con aquel concierto de Los Ronaldos en el que tocaste toda la noche, sentado en una silla con la pierna escayolada.

-Es cierto, me acuerdo de que era una especie de gimnasio, con espalderas y cosas así (se refiere a la pista interior de la Casa da Xuventude). Acaba de romperme la pierna y vinimos a tocar sin que se hubiera publicado todavía nuestro primer disco. “Los Ronaldos” (1987).

-Veinte años después, ¿qué has conseguido en “La hora de los gigantes”?

-Es un disco afrontado de una forma muy visceral. Los análisis, se los dejo a los demás, yo no sé si lo que hago es bueno o malo; aunque lo tengo claro es que es un disco de rock and roll, honesto y con agallas.

-¿Ha sido el final de un plan, algo buscado?

-No se hizo de forma premeditada, sino que nos pusimos a escribir y a tocar.

-En todo el proceso, trabajando mano a mano con Mauro Mietta, compañero en la producción. Su presencia es notoria con el órgano Hammond , que él mismo interpreta.

-Llevamos tocando desde hace ya mucho tiempo, y lo hicimos juntos en la gira de “Sueños”. Juntos preparamos las maquetas, la primera muy exhaustiva y la segunda para presentar a los músicos y meter los arreglos. Nos entendemos de puta madre, no hay más.

-La preparación del disco llega, además, en plena gira con “Los Ronaldos” y tras el EP “Cuatro Canciones”, toda una declaración de propósitos.

-Todo empezó después de la gira de “Sueños” y la vuelta con “Los Ronaldos” (en 2005). Cuando estábamos girando, empezamos ya a grabar la maqueta. El parecido que puede haber con “Cuatro Canciones” es porque se hace en un espacio corto de tiempo. Además, los ingenieros y los músicos de ambos proyectos nos conocemos, colaboramos y tocamos desde hace mucho tiempo.

-¿Se aprecia en “La hora de los gigantes” un cambio de tendencia, un nuevo estilo?

-Hay un nuevo estilo por sumar la forma de tocar de cada uno de los músicos. Este es un disco de banda, ante todo.

-Pero se aprecian más guiños que nunca al blues, al soul y al rock clásico. Y, personalmente, Quiero volverte a ver es You are my face de Wilco.

- Si soy sincero, ni siquiera conozco esa canción, así como reconozco que “Cuídate” es un guiño claro a “Lust for life” de Iggy Pop. Realmente, las influencias siempre han estado ahí, también en mis discos anteriores. No quiero librarme de eso.

-¿Ha mirado al sonido americano de la costa este, como han hecho otros españoles en los últimos años?

-Ni siquiera sé dónde está el este o sureste americano (ríe). No miré a la escena americana, pero puede ser que el estilo contenga inevitablemente matices así por toda la música que he estado escuchando.

-¿Algún día se levantará, se llevará sus ahorros y grabará en el lugar más insólito un disco arriesgado y peregrino, como son sitars?

-Ahora siento que he descubierto un filón creativo y voy a trabajar con margen de continuidad. Toda la vida he estado en un grupo, y quiero que el grupo dure su tiempo.