"Eran las diez y diez de la mañana, con un magnífico mar. Nosotros acabamos de recoger el aparejo y nos hallábamos muy cerca del pesquero 'Denís' cuando de pronto sentimos un ruido ensordecedor y vimos que se levantaba hacia el cielo una columna de humo negro. Fue cosa de unos segundos. Vimos como saltaban por el aire cascotes y toda la cubierta del barco.Creímos que cuando el humo desapareciese no quedarían ni restos del barco y, por supuesto, ni un solo superviviente". El relato corresponde a Francisco Rey y lo publicaba FARO DE VIGO tal día como hoy, pero de hace justamente 50 años, para explicar lo que le había pasado al "Denís", un barco de pesca en el que había varios tripulantes de O Morrazo.

Francisco Rey era el patrón del "Alza", que estaba muy cerca del lugar y que colaboró activamente en las labores de rescate. La impresión que manifestaba el patrón fue bastante acertada: aquel terrible suceso se saldó con cinco heridos graves, un muerto y nueve desaparecidos. Nueve desaparecidos que nunca llegaron a aparecer, acentuando aún más si cabe el dolor de las familias.

Uno de esos desaparecidos era el vecino moañés Jesús Sequeiros García, que en el momento de la tragedia tenía 29 años, estaba casado y tenía un hijo de 7 años y una hija de 5. Es ella, Mari Nieves, quien ahora intenta recordar aquellos hechos. "Fueron diez muertos, pero la historia del 'Denís' no aparece recogida en muchos sitios. Desgraciadamente en Galicia hay muchos naufragios", cuenta desde su casa, en Samertolaméu, en Moaña. La tripulación del "Denís" estaba formada por 16 tripulantes, aunque uno de ellos se quedó en Vigo y no llegó a embarcar. Eran de Ribeira, Baiona, Vigo, Corrubedo, Moaña, Cangas y Bueu. Los tripulantes de O Morrazo eran el moañés Jesús Sequeiros (aunque erróneamente en la crónica de la fecha se apuntaba que era de Cangas); Avelino García Costa, de Cangas; y José Novás Rodríguez, de Bueu. Éste último fue uno de los cinco supervivientes, que tras el accidente fueron trasladados a un centro hospitalario de Santiago.

El suceso ocurrió a unas 15 millas de la isla de Sálvora. El barco, un bou de arrastre, venía probablemente recogiendo el aparejo de pesca, una maniobra que exige el máximo rendimiento de la caldera. Fue en ese momento cuando se produjo la terrible explosión que prácticamente hizo desaparecer el "Denís". La vida está llena de casualidades, algunas trágicas, como la que llevó al moañés Jesús Sequeiros a embarcarse en ese barco. "Él en realidad trabajaba en Holanda, era la época en la que mucha gente se iba hacia allí. Estaba en casa de vacaciones después de casi dos años y le hablaron de ir a hacer una marea con ese barco. Decidió ir para aprovechar que estaba aquí y ganar algo de dinero. Fue una macabra casualidad porque fue su primera y única marea", cuenta su hija Mari Nieves.

Tanto ella como su hermano Jesús apenas llegaron a conocer a su padre. El suyo es el caso de muchos niños y niñas que crecen viendo a sus padres casi como unos extraños debido a los largos periodos que pasaban fuera de sus hogares trabajando en el mar o emigrados en otros países. "No tengo muchos recuerdos de él porque era muy pequeña. Luego te das cuenta que más que a la persona echas de menos a la figura que representa, la figura paterna que tenían otros niños y nosotros no", rememora.

Su padre fue uno de esos nueve desaparecidos que jamás llegaron a aparecer y su madre, que aquel entonces tenía 27 años, aún tardó varios años en que se le reconociese la viudedad y cobrar la indemninización. "Perdió su independencia económica y durante un tiempo tuvimos que volver a vivir a casa de mis abuelos maternos", cuenta Nieves. Su abuelo Manuel y el resto de sus tíos maternos fueron quienes al final acabarían desempeñando ese rol paterno.

El "Denís" era un barco que se construyó en Inglaterra justo después de la Primera Guerra Mundial y llegó a ser artillado durante la Segunda Guerra Mundial, para luego ser devuelto a los armadores.

En el momento de la tragedia el barco tenía folio de A Coruña, pero su base estaba en Vigo y pertenecía al armador vigués Rogelio Brión. "Se portó muy bien con nuestra familia y años más tarde ayudó a mi hermano a encontrar un trabajo", recuerda Nieves.

Aunque sus recuerdos del momento y de los días posteriores a la desgracia son escasos sí que hay cosas que permanecen en la memoria de un niño o una niña. "El color, el color negro. Era 1967, una época en la que las viudas además de serlo tenían que parecerlo. Recuerdo a mi madre enlutada por completo. Hasta los niños teníamos que estar de luto: recuerdo que tenía un jersey de color rosa que me lo tiñeron para que fuese negro", rememora 50 años después Nieves. Aquella presencia asfixiante del negro, en una sociedad que aún vivía los últimos años del franquismo, provocó que luego "tardase muchos años en comprar una prenda de color negro".

Además era un tiempo en el que la mujer no podía hacer prácticamente nada si no era acompañada por un hombre. "Mi madre, que falleció hace 25 años, tuvo que ir a firmar papeles acompañada de mi abuelo o de sus hermanos porque ella sola no podía", rememora.

Uno de los aciertos de la Administración de aquellos años era que facilitaba una educación gratuita a los hijos e hijas de náufragos. Existían una serie de internados destinados para ellos, para que tuviesen la oportunidad de recibir una formación a cargo del Estado que les permitiese afrontar su futuro. Son muchos los que en la desgracia de perder a un padre encontraron una oportunidad que de otra manera nunca hubiesen tenido. "Mi hermano estuvo en Panxón, pero a mí me mandaban a A Coruña y mi madre no quiso que me fuese tan lejos", cuenta.

En el rescate del "Denís" participó su barco gemelo, el "Francisco", también construido en "Inglaterra", y el ya citado "Alza". El patrón y su hermano, Manuel Rey, que también era el motorista del "Alza", relataban a FARO cómo fue el rescate después de ser testigos presenciales de la explosión. "Nos acercamos inmediatamente al pesquero y vimos ya a varios heridos en la proa y dos cadáveres junto al puente [...]. Los rescatamos por medio de cuerdas y luego tomándolos en brazos. El rescate era peligrosísimo porque el barco se hundía de un momento a otro. Cuando ya nos disponíamos a abandonarlo vimos aparecer vivo y casi ileso al fogonero y conseguimos rescatarlo. Quisimos rescatar los cadáveres pero fue ya imposible. El barco se hundió y nosotros recogimos a cinco accidentados", relataba.

El puerto más cercano era el de Santa Uxía de Ribeira, que fue donde se concentró todo el operativo posterior. Según contaba Manuel Rey la explosión del "Denís" fue de tales dimensiones que se escuchó en Ribeira y Aguiño. En un primer momento la gente pensaba que eran barcos de guerra haciendo prácticas de tiro. La realidad sin embargo era mucho peor.

La historia aún guarda una última y curiosa casualidad. El marido de Mari Nieves es Francisco Álvarez, conocido como "Kamalik". Durante muchos años trabajó en Vulcano, pero después de la durísima reconversión del naval logró encontrar trabajo en el Servicio de Aduanas. En diciembre de 1994 el operativo del que formaba parte participó en la aprehensión de 10 toneladas de resina de hachís... ¡que se intentaban introducir precisamente a través del 'Alza'!

Obviamente el barco ya había cambiado de dueños y su tripulación nada tenía que ver con la que en 1967 tan valerosamente intentó rescatar a los náufragos del "Denis". Aquella perscución finalizó cerca de Fisterra y con el barco encallado entre las rocas.

"Ahora lo pienso y en realidad con 29 y 27 años mis padres eran casi unos críos en aquel momento. Salvo con una familia de O Hío no llegamos a mantener contacto con el resto de las familias y es algo que me gustaría hacer ahora", concluye Mari Nieves.