"Para aprender catro pasos non fai falta ir a buscar tan lonxe a quen os ensine", opina Jesús, un jubilado que reconoce que solo va al Centro Social de Cangas, en la antigua Casa do Mar, "a tomar un café e botar unha partida" de cartas, aunque conoce "o lío" de las personas que acuden a bailes de salón y se muestran insatisfechas con los estilos que se imparten y el nivel de la monitora. "Como non cambie a cousa, seica acabará por bailar ela soa", apunta otro compañero, que enseguida opta por evitar la polémica porque "non me gusta andar a falar do que non sei".

Ayer no había actividad de bailes de salón en el centro, de titularidad municipal, y por ello no resultaba fácil localizar a personas directamente afectadas por una situación de la que muchos usuarios se hicieron eco y llegaron a trasladar al concejal de Benestar Social, Tomás Hermelo. Se resume en que muchos de los alumnos y alumnas de la actividad, contratada por el Concello a la empresa especializada Ibérica, Soluciones Formativas, no están viendo cumplidas sus expectativas porque alegan que los monitores no se ciñen a los tradicionales bailes latinos, "como tangos ou pasodobles", y apuestan por estilos más modernos, que no convencen tanto. El jueves, por ejemplo, "puxéronos a bailar o twist, cando a estas edades xa non temos as rodillas para eses trotes", señala una de las afectadas, que alerta de que actualmente "non somos nin unha ducia de parellas as que acudimos ás clases", menos de la cuarta parte de las que participaban cuando la actividad estaba en auge. Y el nivel del personal docente "non é, nin por asomo, o que era".

FARO intentó ayer, sin éxito, conocer la versión de la empresa, que a última hora de la mañana tenía activado el contestador automático. Hermelo se ha comprometido a atender a la demanda y hablar con los responsables para reconducir las clases, aunque algunos afectados dan por hecho que no se puede exigir mucho nivel si la empresa apenas cobra 15 euros por monitor y clase y, como es obvio, no repercute todo ese dinero en los trabajadores. "Así, a cousa vai para atrás", lamenta, cauto, el presidente de los jubilados, Antonio Fandiño, activo promotor de actividades para sus asociados.