Marino Giménez, uno de los hermanos del autodenominado príncipe de los gitanos gallegos, Sinaí Giménez, del clan de los Morones, acudió ayer a la Sección Segunda de la Audiencia de Pontevedra donde se veía el recurso presentado por su abogado contra la resolución de la propia Audiencia que le impuso una fianza de 100.000 euros si quería seguir en libertad. Mientras el letrado de Marino Giménez defendió la imposición de una fianza de 10.000 euros, el fiscal y el abogado de los testigos protegidos respaldaron la fianza de 100.000 euros que en su día había señalado la Audiencia, que contradecía la decisión del juez instructor, el titular del Juzgado Número 3 de Cangas, David Pérez Laya, que puso en libertad a Marino Giménez por su problema de obesidad mórbida en noviembre de 2016 , después de permanecer en la cárcel de Teixeiro desde el mes de abril. Marino Giménez entró en prisión con un peso de 310 kilos. Al igual que sus hermanos, Sinaí, Saúl un Juan Paulo, Marino Giménez está acusado, entre otros delitos, de pertenecer a una banda organizada, blanqueo de capitales, amenazas y tráfico de drogas y extorsión. Los abogados esperan que esta misma semana se conozca la decisión judicial.

El juez David Pérez Laya manifestaba en el auto de libertado que existía cierto riesgo de que Marino Giménez eludiera la acción de la justicia , "pero la instrucción de la causa, dados los hechos investigados, se prevé de relativa complejidad y duración. Este hecho, unido a que el investigado cuenta con arraigo familiar... hace que consideremos menor el riesgo de que eluda la acción de la justicia".

La Audiencia de Pontevedra, el 19 de enero del presente año, decidió otorgar a Marino Giménez un plazo de cinco días para depositar una fianza de 100.000 euros o volvería a la cárcel. A día de hoy, Mario Giménez todavía no depositó la citada fianza, que es la misma que se le impuso también a sus hermanos, que siguen en prisión, aduciendo que es imposible acceder a una cuantía de dinero semejante. También estableció la Audiencia como medida cautelar, además de la fianza, que Marino Giménez no podía acercarse a menos de un kilómetro diez mercadillos de la provincia.