Con la satisfacción por el trabajo cumplido y por el magnífico entorno del que disfrutaban, los seis integrantes de la delegación de alfombristas de Bueu en el Vaticano contemplaban su obra ya rematada. Lo hacían al filo de las siete de la tarde, una hora antes del tiempo límite fijado por la organización, y después de haber superado tanto el frío como la falta de luz al caer la tarde en Roma. A sus pies estaba el fruto de su esfuerzo, un tapiz floral de unos 50 metros cuadrados que adorna desde ayer la Via della Conciliazione, que une el Castello de San Angelo con la basílica de San Pedro. Hoy la alfombra será una de las protagonistas en el acto central de la clausura del Año de la Misericordia, la misa que acogerá la basílica vaticana.

Sin palabras para describir sus sentimientos, la presidenta de la asociación, Carmen Santos, junto a Manuel Alonso, María del Carmen Rodríguez, Carmen Farto, Loli de la Torre y Ataúlfo Cortizo, se mostraban satisfechos por la experiencia vivida en un día especialmente intenso. Y es que ya por la mañana los seis representantes del colectivo buenense tuvieron la oportunidad de asistir a la Audiencia Jubilar Papal, en la que estuvieron a escasos metros del Papa Francisco. Ya por la tarde les tocó ponerse manos a la obra y trabajar en equipo para elaborar los dos tapices con los que adornarían -junto a los de otras delegaciones- el Vaticano en la primera ocasión en la que la Plaza de San Pedro acoge una iniciativa de estas características. Es precisamente esa condición de excepcionalidad lo que animó a la Asociación de Alfombristas de Bueu a participar en el evento, a pesar de que ello supone que deban sufragarse los gastos de viaje.

Los materiales de la alfombra fueron cedidos por el Comité Internacional de Arte Efímero, organizador del evento, que se encargó de la logística y de surtir de todo lo necesario a los alfombristas que, eso sí, debieron aportar una pequeña cantidad por el mismo. El Comité invitó a un total de once delegaciones llegados de diferentes puntos del mundo, cinco de ellas españolas y una sola de Galicia. Los buenenses echaron mano de flores como el clavel, la gerbera o la crisantalmina, además de arena negra del Río Po y sal teñida para formar sus coloristas diseños. Ayer tocó descansar tras la tarea y hoy será el turno de disfrutar en un acto en el que ellos también tendrán su parte de protagonismo.