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Jesús Carballo: "Mi primer doble salto mortal de salida en barra lo hice en Ramil"

"Fue cuando tenía 20 años, en agosto de 1964, gracias a la colaboración que me prestó mi amigo Javier Castroviejo"

Mis veranos en Galicia han sido hermosos y marcaron, sin quererlo, etapas de mi vida que recordaré siempre con afecto.

Cuando tenía dieciséis años jugaba en el Alondras Club de Fútbol, terminábamos la temporada en Junio y fue durante ese verano cuando comencé a descubrir la pasión por la gimnasia, que marcaría el futuro de mi vida.

A partir de ahí y una vez mis entrenamientos fueron dando su fruto, recuerdo que en agosto de lejano año de 1964, con veinte años, colocamos unos aparatos de fabricación casera en el monte del Ramil y allí hice mi primer doble mortal de salida en la barra fija. Por cierto, el primero que se hacia en España, y todo esto gracias a mi gran maestro y amigo Javier Castroviejo. Esto ocurrió en una tarde de un caluroso mes de agosto en la que mis entrañables vecinos de Rodeira, Vilela, Tirán y Pedreira se acercaron a verme realizar esa proeza que no sabíamos como podía terminar, ya que la llegada al suelo era sobre tierra. Recuerdo aquellas miradas atentas, preocupadas, que me ayudaron a tener el valor necesario para realizar ese doble mortal dedicado especialmente a ellos.

Durante los veranos, muchos años después, en esa misma barra fija, mis hijos empezaron a practicar gimnasia, que marcaría también su vida, en este extraordinario deporte.

Recuerdo también hermosos veranos en mi etapa de entrenador del equipo nacionalfemenino cuando llegaba a mi tierra después de los Juegos Olímpicos, que como todos sabemos se celebran siempre en estas fechas de sol y calor.

En mi memoria tengo guardado de una manera especial el verano después de los JJ.OO. de Atlanta. Allí mi hijo Jesús, quedó finalista en la especialidad de barra fija, pero tuvo la mala suerte de fallar cuando la medalla de oro estaba a su alcance. Pero al llegar a esta maravillosa tierra fueron tantos los ánimos y el apoyo de mis paisanos que dentro de ese sabor amargo hicieron de ese verano, un verano especial tanto para mi familia como para mí.

Y ahora cada año sigo viniendo a esta tierra llena de encanto, porque la morriña me hace regresar cada verano y disfrutar de mis lares, de mi gente, de mis amigos y de mis recuerdos que forman parte de mi vida.

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