Juan Cadabón no se deja ver por su aldea natal, Vilanova, en la parroquia de O Hío, donde tiene una casa de turismo rural. Acude a todos los sitios en coche y solo se desplaza para arreglar papeles. Pasa los días en su casa y solo mantiene relación con su familia: sus hermanas, sus hijos, sus primos. Ya se sabe que casi llegó en secreto a Vilanova en la tarde del 23 de junio. Renunció a un recibimiento público y evitó a los medios de comunicación. "Non quero festas, non estou para elas". Aún hoy escapa de las fotografías, pero ya reconoce la influencia que tuvo FARO DE VIGO en haber podido regresar a sus casa de Vilanova después de ocho meses retenido en Dakar pendiente de juicios que siempre se aplazaban. Manifiesta que si hubiese salido antes en prensa su situación en la capital de Senegal seguro que no pasaría tanto tiempo solo en el país africano. Pero considera también que se lo debía a la empresa armadora, que siempre se portó muy bien con él. "Con culpa ou sin culpa o responsable do barco naquel momento era eu". Recuerda que la armadora no hizo más que seguir los consejos que le dieron de no publicitar el apresamiento del barco.