La tradición volvió a sonar ayer en la parroquia O Hío al ritmo de la ancestral danza de San Roque o del peregrino. Tras la misa mayor, que comenzó a mediodía, los bailarines se arremolinaron debajo del famoso Cruceiro parroquial para ir calentando el sonido de sus castañuelas. Faltaban cinco minutos para la una del mediodía cuando los quince danzadores -diez galanes y cinco damas- y su guía empezaron a bailar, como cada 16 de agosto, este ancestral baile. Sus pasos estaban marcados por el sonido de la gaita y de la caixa.

Cuando comenzó la actuación, cientos de personas, muchos de ellos turistas, llenaban el entorno de la iglesia de San Andrés. El ambiente era una demostración de que la danza de San Roque sigue muy viva en la memoria de O Hío. Uno de los músicos que contribuyen a prolongar esta tradición es Cesáreo Coya, gaiteiro encargado de tocar en la danza. Él es uno de los que se han conseguido que este festejo se perpetúe de generación en generación. Cuenta que "en determinadas familias da parroquia está moi arraigado participar na danza, é algo que xa forma parte do seu ADN".

Este baile está interpretado únicamente por hombres. Los más jóvenes son los que se encargan de interpretar el papel de damas y "a medida que van medrando van pasando a galáns", señala Coya. El galán Ángel Menduiña es uno de los bailarines que, a pesar de su juventud, ya ha interpretado ambos papeles de la danza: "Estuve cuatro años actuando como dama y este es el tercer año que soy galán", señala. El motivo por el que baila es la tradición, pero "también lo hago por mi familia, sobre todo por la gente mayor que es a la que más le gusta que se siga interpretando este baile", indica.

La tradición se conservó al milímetro ayer en O Hío. Los bailarines comenzaron sus actuación con San Roque mirando hacia el mar y enfrente a la iglesia de San Andrés. Tras completar la primera parte de la danza, la procesión religiosa completó el recorrido por el entorno de O Igrexario. Tres paradas a la ida del recorrido y dos a la vuelta fueron las que, como cada año, hicieron los danzadores antes de que San Roque volviera a la iglesia de San Andrés. Tras la entrada del santo, los bailarines hicieron la contradanza poniendo fin a la primera parte de la actuación de este año.

Por la tarde, tras acabar la misa de las seis y media, se volvió a bailar la danza y la contradanza. Unos actos destinados a, como señala Cesáreo Coya, que no se cumpla "a frase de que un pobo que non mira ao pasado, non ten futuro. ".