La Federación de asociaciones de diabetes de Galicia (Fegadi) organiza, desde hace tres años, este campamento en el colegio Reibón, en Moaña, aunque el año pasado por un problema en este centro, se tuvo que celebrar en Cangas. Pero los niños-en total 58 de toda Galicia-han vuelto a las aulas de Reibón en donde disfrutan desde el pasado lunes y hasta el domingo, de una semana de convivencia y repleta de actividades físicas a los que este colectivo infantil y debido a su problemática, no están acostumbrados como pueden ser kayak, pesca submarina, surf o escalada.

En este campamento los niños diabéticos aprenden, todavía más, a convivir y conocer la enfermedad, en medio también de otros niños sin este problema que también aprenden a convivir con la necesidad de sus compañeros de tener que pincharse la insulina cuando tienen una subida de glucosa o de echar mano rápidamente de un zumo o de una bebida azucarada cuando sufren una hipoglucemia.

Los participantes están acompañados por el directivo de Fegadi José Manuel García Romero; dos médicos y cuatro enfermeros que cede el Hospital de Vigo y los monitores de la empresa Ayuko, especializada ya en niños con diabetes o de celíacos y que saben socorrer en seguida a uno de estos pequeños al menor síntoma.

La jornada de estos niños comienza a las 08.30 de la mañana. Duermen en el colegio, en donde desayunan y comen con los menús que les elabora un cocinero de Moaña, contratado ya desde hace años por la Federación. El campamento es complicado, dice José Manuel García, por la logística que conlleva los desplazamientos. Todos ellos saben pincharse, medirse al despertarse los niveles de glucosa, "ya vienen aprendidos de casa, aunque están más protegisdos por sus padres", por lo en el campamento aprenden a ser más autónomos, dice José M. García, que destaca que estos niños son como todos, salvo a la hora de comer.

Ayer participaron en una recepción en el Concello de Moaña.