Un vecino natural de Bueu, Julio Paredes Currás y de entre 50 y 55 años de edad, está en busca y captura desde ayer a mediodía, cuando se presentó en la aldea de Ermelo y propinó una paliza a su padre, que tiene 82 años y tuvo que ser trasladado en ambulancia al hospital de Montecelo. El octogenario presentaba magulladuras y golpes, algunos de ellos propinados con una vara de considerables dimensiones que utiliza como bastón, aunque no se teme por su vida. El presunto agresor sufre problemas psiquiátricos y llegó a tener una orden de alejamiento sobre su padre, una medida de protección que según las fuentes consultadas ya no se encontraba en vigor.

El hombre llegó a Ermelo a bordo de un taxi que tomó en Marín. Precisamente en la jornada del martes fue detenido por la Policía Nacional de la comisaría marinense por estar involucrado en una pelea en un restaurante. En el momento de ser detenido provocó lesiones a un agente, por lo que tuvo que prestar declaración y quedó en libertad en la noche del martes. Ayer nada más llegar a Ermelo se encontró con su padre caminando muy cerca del domicilio familiar, por lo que se apeó del taxi. Sin mediar palabra comenzó a golpearlo, con patadas y empleando la vara que usaba como bastón. Los gritos de la taxista alertaron al resto de vecinos de la zona y ella misma dio aviso a los servicios de emergencia.

Los primeros vecinos en llegar fueron Martín Barreiro y su esposa Hortensia, que llevan apenas dos años viviendo en la aldea. "Al llegar le pregunté quién era él porque no lo conocía. Cuando me dijo que era el hijo de Cándido le dije:'Pero no te da vergüenza pegarle a un padre'", relataba el vecino. La contestación del presunto agresor fue "tu no sabes lo que me hizo", ante lo que el hombre volvió a insistir. "Da igual lo que te haya hecho, no se le pega a un padre", explicaba. Gracias a esta corta conversación lograron que Julio Paredes Currás cesara en su actitud y dejase de golpear a su padre. "Se frenó porque si no lo mataba", afirman los testigos del suceso. A continuación volvió a subirse al taxi y ordenó a la taxista que lo llevase de nuevo a Marín.

El herido fue trasladado por la ambulancia del 061 con base en Bueu al centro de salud de la localidad y luego al hospital de Montecelo porque presentaba una posible fractura en la nariz, golpes en el rostro, en la espalda y una probable fractura en las costillas. Hasta el lugar se desplazó una patrulla del puesto de la Guardia Civil de Marín, que se ha hecho cargo de las investigaciones, y se inacautó de la vara que el presunto agresor usó para golpear a su padre.

El herido tiene otro hijo, que vive en la casa familiar, y dos hijas, una de las cuales vive a pocos metros de sus progenitores, aunque en el momento de los hechos ninguno estaba en el lugar. "Nuestro hermano tiene diagnosticada una esquizofrenia paranoide y estuvo ingresado varias veces. En estos momentos estaba fuera y creemos que no se estaba medicando", afirmaban ayer todavía consternados por lo que había sucedido. Aseguran que el hombre tiene "una obsesión" con su progenitor y que en anteriores ocasiones había amenazado con matarle. Las fuentes consultadas confirman que el juzgado llegó a dictar una orden de alejamiento que impedía a Julio Paredes Currás acercarse a su padre, pero en estos momentos ya no estaba en vigor. De hecho la Policía Nacional de Marín le denegó la posibilidad de llamar el martes a su padre, tal como había pedido tras su detención, al comprobar que había antecedentes previos.

"Él no se quiere medicar, no se deja ayudar. No entendemos tampoco como puede estar libre", se quejaban el resto de hijos del herido, que aseguran que hace años su hermano fue acusado por un presunto caso de abusos a una de sus hijas.