La Asociación animalista Libera y la Fundation Franz Weber, impulsoras de la línea de denuncia para erradicar el uso de cepos en los caballos de monte, sigue denunciando este tipo de prácticas y de hecho a lo largo de la pasada Semana Santa recibió hasta quince avisos de personas que vieron equinos con sus patas con cepos, "pexas", cuerdas o cadenas, diez de los cuales en los montes de Domaio y los otros cinco en el Monte de Xiabre, en la zona de Arousa. La asociación lleva varios años denunciando este tipo de práctica delictiva, incluso ha acudido a Fiscalía en varias ocasiones, pero las denuncias caen en saco roto porque ninguna diligencia acabó con una condena. En todos los escritos que remite la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo de Pontevedra, tal y como señala el representante de la Asociación, Rubén Pérez, se acuerda el archivo del expediente. Les comunica que por parte del Ministerio Fiscal "no se van a iniciar actuaciones de clase alguna al deducirse de lo actuado que aunque los hechos pueden ser constitutivos de delito no ha sido posible, por el momento, identificar al responsable o responsables de los mismos, por lo que se acuerda el archivo por el motivo indicado, haciéndose saber al propio tiempo el derecho que le asiste de reiterar su denuncia ante el juzgado".

Con esta problemática sin resolver, "Libera" asegura que están valorando impulsar una Proposición No de Ley (PNL) en el Parlamento de Galicia para denunciar una conducta que es delictiva y que está penada con dos años de prisión. Para ello necesitan reunir un mínimo de 2.500 firmas. Recuerdan que hace tres años se aprobó una iniciativa en el Parlamento gallego cuestionando la pervivencia de esta situación de crueldad hacia los caballos, pero el Gobierno autonómico no ha puesto sobre la mesa las suficientes medidas, según el colectivo Libera, para paliar el maltrato

La asociación asegura que aunque los montes de Xiabre y de Domaio están a 50 kilómetros de distancia comparten esta misma problemática común: la de los caballos sueltos de monte, que se dice que están en libertad, pero que sufren los daños de los cepos atravesando sus patas delanteras que les colocan sus dueños para evitar que escapen. Libera recuerda que se trata de un delito de maltrato animal "que parece importar poco o nada a los ganaderos sin escrúpulos que siguen a su ritmo". Muchos de estos caballos de monte tienen un destino como carne, aseguran desde Libera, de ahí la insistencia de sus dueños con este tipo de prácticas ilegales y delictivas para evitar que escapen.

Los animalistas recuerdan que la reciente reforma del Código Penal impone penas de hasta dos años de prisión para quien maltrate a un animal y la inhabilitación para comercio, profesión y tenencia de animales, como las especies ganaderas, durante un máximo de 36 meses. Añaden también que en los últimos años sólo se registró una condena y se produjo antes de retocar la ley orgánica.