La peatonalización del Casco Vello de Cangas y la puesta en servicio del aparcamiento de Altamira traerán cambios en la regulación del tráfico en el centro urbano de Cangas, donde se establecerán tramos de sentido único y se concentrarán las plazas de estacionamiento en una de las márgenes, como es el caso de la calle Antonio Nores y otras que aún habría que definir.
Pero no solo habrá cambios en ese ámbito, sino en otros donde "se poida mellorar a situación actual" para evitar atascos y dar más fluidez a la circulación rodada, como es el tramo de la Avenida de Ourense, en Rodeira, donde se concentran el instituto y otros centros formativos. Giráldez anuncia que se aplicarán restricciones en la isleta situada entre esta avenida y el vial por el que se acceder a A Garita y al colegio Casa da Virxe con el fin de que los vehículos que circulan en dirección Moaña no la utilicen para hacer un cambio de sentido y regresar hacia el centro de Cangas.
Este hábito contribuye a las importantes retenciones que se producen en horas de entrada y salida a los centros educativos, por lo que el Concello modificará los bordes de la isleta e instalará señales prohibiendo hacer esa maniobra. Los conductores que precisen realizarla deberán continuar hasta la rotonda del Gordo, donde podrán girar para volver sobre sus pasos, apuntan los responsables municipales. El vial hacia el colegio religioso es de titularidad municipal, pero la Avenida de Ourense es autonómica, por lo que será necesario el permiso previo de la Xunta.
La seguridad en ese tramo también se quiere mejorar con algún método que obligue a los conductores a reducir la velocidad cuando atraviesan ese "punto negro" de la red viaria canguesa, como reclaman los vecinos. La proximidad del acceso al Corredor do Morrazo influye en las altas velocidades a las que se circula por ese lugar, provocando constantes situaciones de peligro. El gobierno local instará a la Consellería a ponerle remedio "antes de que poida producirse algún accidente grave".
