Los vecinos del barrio de Isamil, en la parroquia moañesa de Meira comenzaron la mañana de ayer con el sobresalto de que el muro de contención de piedra que alberga un aparcamiento, en el camino que enlaza con la PO-551, y por el que tantas veces habían expresado en el Concello sus temores a que se derrumbara, se vino abajo. Eran las diez de la mañana y los vecinos se echaban las manos a la cabeza porque por la calzada por donde cayeron los grandes bloques de piedra pasan todos los días los niños que acuden a coger el autobús escolar y suelen aparcar también sus coches varios de ellos. Empezaron a despejar dudas. Afortunadamente no había heridos. Sólo Francisco Lorenzo, el vecino lindante sobre cuya parcela se derrumbó parte del muro, comprobó que las piedras y la tierra habían sepultado a su perro "Pachi" que dormía en un bidón metálico junto a la casa. "Pachi" no respondía a la llamada de su dueño y todos se temían lo peor, que el animal había muerto aplastado. Así estuvieron al menos cuatro horas y sin señales de vida del animal. Los operarios enviados desde el Concello de Moaña con una pala para asegurar la zona, lograron retirar algunas de las piedras y un poco después de las dos de la tarde, con la ayuda del propio Francisco Lorenzo, accedían a la zona en donde presuntamente podía estar sepultado el perro. Bastaron sólo unos minutos para acceder hasta el animal. La hija de Francisco, Marián Lorenzo, que ya había insistido en varias ocasiones en el Concello sobre el mal estado del muro, seguía emocionada desde la carretera los pasos del rescate. No podía contener las lágrimas de pensar que su perro estaba muerto y no pudo contener la euforia cuando su padre le gritó desde lo alto: "¡Está vivo!".

Fue la cara feliz de una jornada de mucha tensión por parte de los vecinos de Isamil que se mostraban muy enfadados con la situación. Aseguran que llevan un año advirtiendo en el Concello las malas condiciones de este muro de contención, que se realizó en el anterior bipartito para acoger un aparcamiento. Pero dicen que los bloques de piedra se colocaron encima del antiguo muro que fue cediendo. En junio, los vecinos aseguran que acudieron al Concello a alertar de que las piedras del muro viejo estaban rotas y que el muro podía caer. Ellos aseguran que hablaron con la teniente de alcalde, Marta Freire, y posteriormente, como veían que no se actuaba, presentaron denuncia en la Policía Local, que acudió a la zona y realizó fotografías: "Queríamos que quedara constancia para que no nos dijeran que no habíamos dicho nada". Los vecinos aseguran que la situación es una "vergüenza", que pudo haber una desgracia porque por este camino van siempre los niños que acuden al colegio. Carmen, una vecina de la zona, asegura que poco antes de que cayeran las piedras, habían pasado por el camino su cuñado y su hermana y que su sobrino siempre dejaba el coche aparcado en el lugar.

Los afectados mostraban también ayer sus quejas de que nadie del gobierno de Moaña acudiera a visitar la zona y que el Concello sólo envió una pala para retirar las piedras y que no se viera nada. Lo cierto es que tras el rescate del perro, los vecinos impidieron a los operarios que siguieran con el trabajo por entender que estaban volviendo a colocar las piedras mal e iban a caer de nuevo. Lo que piden es un muro en condiciones y que desde el Concelo se atiendan también otras necesidades en el barrio.