Los elementos parece que se pusieron de acuerdo para que el grupo de cinco estudiantes alemanes y su profesora que visitaron estos días Bueu se llevasen la mejor impresión posible. Después del diluvio de la semana pasada la caprichosa meteorología ofreció unos días radiantes y de una temperatura veraniega, un tiempo ideal para disfrutar de visitas a Cabo Udra, Cabo Home o Santiago de Compostela. Pero lo más importante fue la hospitalidad y el cariño con el que las familias de Bueu acogieron a los estudiantes alemanes, a los que agasajaron con lo mejor de la gastronomía gallega.
Los alumnos del IES Johán Carballeira fueron los primeros en ir de visita y a principios de julio estuvieron en Harsewinkel, en el estado Renania del Norte-Westfalia. Ahora era el turno de los estudiantes alemanes de bachillerato, que disfrutaron de una semana llena de actividades. Sus compañeros les mostraron cómo es la vida en Bueu y cuáles son sus principales recursos. Eso implica obligatoriamente volver la vista hacia el mar y la pesca. Los chicos tuvieron la oportunidad de visitar la lonja y de comprobar cómo es el proceso de pesca y de comercialización de los productos del mar. Una experiencia que les causó una gran impresión.
Ayer volvieron a la lonja, al puerto y acabaron su recorrido en la plaza de abastos. Allí el Concello de Bueu les tenía preparada una actividad especial en colaboración con la empresa Estela, Loxística e Proxectos. Se trataba de una "show cooking" o demostración de cocina en vivo. Los jóvenes pudieron ver cómo se preparaban unas deliciosas almejas con fideos o unos mejillones al vapor y con salsa vinagreta. Todo ello sin olvidarse de una de las señas inconfundibles de la gastronomía gallega: la empanada.
La experiencia de intercambio entre los jovenes estudiantes de Bachillerato de ambas localidades resultó todo un éxito y ha dejado gratos recuerdos a todos. Los estudiantes de Harsewinkel regresan hoy a su país y viajarán primero desde Vigo hasta Porto. Estos días incluso tuvieron tiempo para cambiar su primera imagen de Vigo, que fue el frío entorno de la estación de autobuses. Los jóvenes buenenses se encargaron de llevarlos después al paseo marítimo de la ciudad olívica y de que cruzasen la ría en el barco de pasaje. Impagable.
