¿Por qué sacerdote en Croacia en un momento en el que la falta de vocaciones ahoga a las parroquias gallegas? Héctor Bernárdez asegura que siempre sintió la llamada a la misión y que ese fue el motivo por el cual decidió no ir al seminario diocesano de Santiago de Compostela, sino a uno misionero. La decisión de este vecino de Meira, de 27 años, de estudiar para sacerdote en Croacia, no fue suya, sino que resultó en un congreso de jóvenes en Italia, en septiembre de 2004, y en una especie de sorteo: "En ese congreso estábamos candidatos a entrar en seminarios misioneros y yo dí mi disponibilidad de ir a cualquier parte del mundo. En un cesto estaban los papeles con los nombres de los distintos seminarios del mundo y en el otro cesto los nombres de los que habíamos dado nuestro sí. Éramos más de 200 chicos candidatos, cuando de un cesto salió mi nombre y del otro, el papel con Pula (Croacia)". Así, dice que se fue a este país, contento aunque con el temor por una tierra de la que no conocía nada, ni su cultura, ni sus costumbres y, sobre todo, su idioma, y de la que ahora conoce y no quiere abandonar: "Siempre me he sentido bien aceptado por la gente, que es muy amable y acogedora". A lo largo de este tiempo ha estado 6 años en Croacia y 3 de misionero en Serbia en un país tan grande como era la antigua Yugoslavia que quedó fragmentado en seis pequeñas repúblicas en las que "el Comunismo primero y la guerra civil de los Balcanes después ha dejado heridas en las personas difíciles de curar", reconoce Héctor Bernárdez.

En el seminario donde ha estudiado estos últimos años en Pula -un antiguo cuartel donado por el gobierno a la Iglesia "que pasó de formar soldados para la guerra a sacerdotes para la misión", hay 34 seminaristas de 12 nacionalidades (Croacia, Bosnia, Eslovenia, Serbia, Italia, España, Polonia, Honduras, Nicaragua, Brasil, Colombia y Bolivia). Fue fundado hace 22 años cuando Croacia declaró su independencia de Yugoslavia y se constituyó en Estado independiente y a lo largo de todos estos años fueron ordenados ya 59 sacerdotes de más de 20 países..

Héctor Bernárdez será ordenado el próximo 8 de junio en este país, en una misa en la Catedral de Pula presidida por el oblispo junto a otros tres seminaristas: dos croatas y un colombiano que también fueron ordenados diáconos el pasado 24 de noviembe. Para la ocasión asistirán desde Moaña su madre, abuelos, un tío y 19 vecinos, entre ellos el párroco de Meira, Manuel Barros. Aunque nació en Coiro, desde los 5 años reside en meira y en esta parroquia nació su vocación. También se desplazarán hasta Pula otras 18 personas de diferentes puntos de Galicia, incluso una familia gallega misionera en Bélgica. El 30 de junio será después su primera misa en Meira a la que acudirán como invitados, desde Croacia, cinco seminaristas, compañeros suyos; 13 hermanos de la parroquia de Croacia y 3 sacerdotes que están en ella (un ecuatoriano, un colombiano y un español).

En la parroquia de Meira asegura que fue donde le entró la vocación que atribuye a su familia, a los sacerdotes, sobre todo al párraco don Manuel. Fue temprana, ya desde que acudía a la catequesis y a la misa domincal con sus abuelos: "Un día el sacerdote me pidió que le ayudara en misa y así fue cómo empecé de monaguillo. Al año siguiente cambió el párroco y vino el actual. Al poco tiempo, abrió en la parroquia una catequesis para jóvenes y adultos. Tenía 13 años y escuchando las catequesis entré a formar parte de una comunidad Neocatecumenal". El momento decisivio fue con la visita del Papa Juan Pablo II el 2 y 3 de junio de 2003 a España: "Estábamos presentes cerca de un millón de jóvenes y sus palabras tocaron mi corazón. Era como si en medio de la multitud el Papa me hablara a mí. Había dicho: La evangelización requiere hoy con urgencia sacerdotes y personas consagradas. Entonces salió desde lo más profundo de mí un sí a Dios".

Tras su ordenación, la intención del nuevo sacerdote es quedarse en Croacia porque ya pertenece al clero diocesano de Pula: "Con todo mi vocación es misionera, por lo que hoy estoy aquí, pero dispuesto siempre a partir a cualquier parte del mundo". De todas formas, reconoce que las raíces no las olvida nunca, que sigue muy ligado a su parroquia y se siente feligrés de Meira.