Era un día para la reivindicación. Los galardonados con los premios Xohán de Cangas e Ignacio Cerviño que concede el Concello cangués a la labor cultural, aprovecharon sus intervenciones para hacer referencia a los recortes en Cultura y Educación, para festejar el idioma gallego y pedir teatro para los actores. Hubo también quien pidió República. Fue Antonio González "Tucho Perete", tras recibir el premio Xohán de Cangas a la Música. Fue él quien repartió sonrisas con sus recuerdos en una Gala da Cultura salpicada de pequeños homenajes a Roberto Vidal Bolaño y a la que no asistió el alcalde de Cangas, José Enrique Sotelo, quien por la tarde comunicó al concejal de Cultura, José Luis Gestido, que, por razones personales le era imposible estar presente en el Auditorio. De ahí que la parte institucional quedara relegada a la dación de premios y a un discurso sobrio del edil de Cultura, pendiente de que el espectáculo no se le fuera demasiado de tiempo.

La música de fondo la ponía la presentadora, Vanessa Sotelo, con esa voz que arrulla y esos brazos que se expresan y dan ese ambiente de sosiego a la noche, a pesar de que allí se llamaron a las cosas por su nombre, sin tapujos. Los protagonistas no se cortaron, pero lo hicieron con un tono nostálgico, dentro de ese sueño al que invitaba la presentadora cuando alardeaba de que Cangas era "un pobo soñador. La Gala da Cultura quiso ser un escaparate de lo que se realiza en Cangas en el mundo de las artes. Así que el telón se abrió con unas diapositivas en las que se mostraba el amplio abanico de la cultura en Cangas, mientras la conductora del programa hablaba de que no se puede renunciar a tener rosas en la vida. Todas las actuaciones levantaron al público, desde Lembrazas da Ría pasando por la Banda de Gaitas de Tromentelo hasta las puestas en escena de obras de Roberto Vidal Bodaño a cargo de la Escola Municipal das Artes Escénicas de Cangas. Pero el telón de fondo lo puso la actuación del Coro del Conservatorio de Música de Cangas, que subió al escenario después de que se entregara el Premio Ignacio Cerviño y ya no se apeó hasta el final. Su saber hacer rindió al público, igual que lo hizo Carmiña, la galardonada con el Premio Xohán de Cangas a la Labor Cultural. Emocionada hasta la médula, pidió que se pusieran en pie todo los presentes a los que ella había dado clase de baile gallego. Los aplausos retumbaron tanto como los golpes de la vida. ¡Ah, por cierto!, estaba la diputada Begoña Estévez.