El regidor cangués estaba ayer muy irritado con el informe del Valedor do Pobo y no solo con todo lo relacionado con el colegio público de Castrillón, en Coiro, sino también con las menciones a las quejas de los veterinarios de Sanidade que tienen su sede en la Casa da Cultura de Cangas. Para José Enrique Sotelo la queja de estos profesionales provoca más que risa. Los veterinarios acudieron al Valedor do Pobo para denunciar los riesgos de exposición a ciertos equipos informáticos en el centro de trabajo que puede generar consecuencias lesivas para su salud.

José Enrique Sotelo recomienda a la Consellería de Sanidade que en vez de ordenadores ponga a disposición de estos profesionales máquinas de escribir y recuerda que no puede ser muy seria su queja cuando tardaron diez años en darse cuenta de que el tejado de la plaza de abastos de Cangas era ondulado. "Me parece inaudito su queja. Pero no me extraña nada".

José Enrique Sotelo recuerda que estos trabajadores públicos están ocupando un lugar en la Casa de Cultura de Cangas, que puso a su disposición el Concello, lo que supone un detrimento en el espacio público de este centro cultural.

La queja de los veterinarios sí fue atendida por la Consellería de Sanidade.