A Eugenia Amorín la alertaron, en la tarde del miércoles, el revuelo de los pájaros que cría por afición en un galpón de su finca de Cabo Udra, en Bueu, y los ladridos, sobre todo, de su perra westy "que se volvía loca" dentro del cobertizo, con los otros dos perros que tiene en la casa, un pastor alemán y un dálmata. Esta mujer, natural de Vigo que tiene su segunda residencia en esta zona de la playa de Mourisca en Bueu, entró decidida en el cobertizo y vio a la perra ladrando desesperada en la parte trasera de un refrigerador. Eugenia Amorín bajó las manos para mover la nevera y en ese momento fue cuando recibió la mordedura en el dedo de una serpiente que se escondía detrás del aparato. "Solo veía la cabeza y no sabía si era venenosa". La mujer estaba sola y de inmediato llamó a vecinos y a la Policía de Bueu.

Ante la duda de si el animal era venenoso o no y como es enfermera, se hizo ella misma las primeras curas, se aplicó un torniquete y abrió un tajazo en la herida para hacerla sangrar. Después, ante la indicación de la Policía Local, fue trasladada al centro de salud hasta donde sellevó también el reptil que murió cuando los agentes lo retiraron con unas barras de hierro."En los 35 años que llevamos viviendo mi marido y yo en esta casa, nunca jamás habíamos visto una serpiente dentro de la finca". El problema es que esta semana, la mujer ya se encontró a dos serpientes, la primera de ellas dos días antes, por lo que la familia quiere poner el caso en conocimiento del Seprona de la Guardia Civil por si hubiera algún nido cerca.

Eugenia Amorín asegura que la primera serpiente "era mucho más gorda y más larga que esta última, por lo menos medía dos metros, el doble". La culebra se había metido en la jaula de unos loros enanos. "Al escuchar locos a los pájaros entré en el cobertizo y la vi", recuerda Eugenia, que asegura que estaba sola y salió corriendo en busca de ayuda. En el camino encontró a un vecino que fue quien le ayudó a retirar el animal con un gancho: "Estaba muy agresiva, se levantó varias veces contra él, y al agarrarla, el animal murió".

Con la primera serpiente, la mujer reconoce que cogió miedo y que ahora con la segunda, que además le mordió, asegura que ya no es capaz de estar sola en el jardín, cuando antes era una apasionada de las plantas: "¡En la vida se había metido una serpiente en casa! Estoy muy impresionada, sobre todo por la anterior, mucho más gorda y grande".

La familia cree que los reptiles, que buscan comida en los huevos de los pájaros, podrían proceder de una finca lindante con unas viñas que están abandonadas "y en donde puede haber de todo". Desde hace un tiempo, la mujer sí percibió que faltaban huevos o que algunos estaban rotos "pero nunca creí que podrían ser las serpientes".

Según expertos en reptiles que observaron la foto de la última serpiente, se trata de una culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), cuya mordedura no es peligrosa para el hombre, aunque puede producir problemas de alergías e inmunes. El veneno lo tiene en los dientes traseros de la mandíbula y no suele intervenir en mordeduras superficiales. En el caso de que lo haga, puede provocar hinchazón o un leve edema.

Según el servidor de información del ministerio sobre anfibios y reptiles de España, esta especie de culebra está extendida por toda la península ibérica, salvo por el norte de Galicia y zona del Cantábrico. La población es más intensa en el sur y zona mediterránea.