La liberalización del atunero "Alakrana", secuestrado por piratas somalíes el pasado viernes cerca de las Seychelles, en el Índico, podría ser larga. Lo dijo ayer la ministra de Defensa y así lo teme el padre del marinero cangués que forma parte de la tripulación retenida. Secundino Dacosta (padre) reconoce que un mercante alemán estuvo secuestrado recientemente durante dos meses. El Playa de Bakio, en abril de 2008, estuvo una semana. De todas maneras reconoce que lo que se diga un día, puede cambiar al otro: "Es complicado, no sabemos cómo se va a resolver. El abordaje por los militares españoles puede resultar muy peligroso. Al final, tendrán que pagar a los secuestradores, que son meros mercenarios. Las negociaciones están con otros a más escala en Londres".

Mientras tanto, el padre de Secundino Dacosta -su hijo tiene 37 años y lleva 17 faenando en el Índico-, asegura que la vida a bordo debe ser complicada: "Estarán muy limitados en los movimientos. Cuando estás trabajando te mueves por la cubierta, al camarote, por el comedor, charlas...Como están ahora no lo sé, no sé si les dejarán ir a los camarotes. leí que los tienen retenidos en el comedor. Pero este tipo de gente es imprevisible. También los piratas estarán intranquilos por los barcos militares, aunque creo que ellos no los ven".

El "Alakrana" es un barco nuevo, construido en el año 2004. Según Jesús Dacosta, hermano de Secundino y tripulante también del atunero -al que tendría que retornar el día 20 a su puesto de engrasador tras los dos meses de descanso-, dispone de camarotes individuales con dos baños comunitarios -los del capitán, contramaestre y cocinero disponen del suyo propio- un comedor con cuatro mesas, otro para oficiales (capitán, patrón, primero de máquinas, segundo de máquinas y jefe de máquinas), un salón también para oficiales, sala de máquinas, gran cocina y gamuzas o despensas.

Secundino Dacosta (padre) es viudo desde hace 15 años y tuvo que sacar adelante él solo a sus cuatro hijos. Su mujer murió cuando el más pequeño tenía 13 años, y asegura que los crió con dureza "pero siempre por el bien de ellos. Siempre les inculqué seriedad en el trabajo".

De su hijo que está secuestrado a bordo del "Alakrana" dice que tiene mucho carácter, de personalidad fuerte y con genio y que "le pasarán cosas por la cabeza contra estos piratas, pero se las callará". Pese a todo no sabe cómo saldrá de la experiencia de secuestro "porque los militares ya están preparados para este tipo de situaciones, pero los marineros no". Este pescador jubilado también vive con preocupación lo que le pasará a su otro hijo, Jesús, de 32 años, que tendría que volver al barco: "Aunque por dentro piense una cosa, se va a marchar al barco".