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Julia Enríquez Rodríguez: "En patologías severas hay un componente genético"

"Trabajamos con casos de esquizofrenia y su promedio de incidencia es del 1% de la población"

Julia Enríquez. // Bernabé

-¿Cuántos usuarios tienen actualmente en Morea?

-Tenemos tres vertientes de trabajo, una de cara a la sociedad que no es computable, y luego trabajamos con familias y usuarios, que tenemos 15 plazas concertadas. Pero además ayudamos a familias, en la actualidad, siempre hablando de datos actuales, no del conjunto de personas que pasaron por nuestro centro.

-¿Qué espectro de patologías abordan?

-Nosotros trabajamos con trastorno mental crónico del grupo de las psicosis, con esquizofrenia. Después también tenemos varios casos de trastorno bipolar. No sé cual es la prevalencia de trastornos mentales dentro de las comarcas, porque el perfil con el que nosotros trabajamos es con el crónico. Si hablamos de la esquizofrenia, el promedio de incidencia en la población general es del 1%, pero no es el más destacado, sino los trastornos de ansiedad o depresión; que es uno de los principales problemas de salud mental.

-¿Cambiaron las conductas de atención o la percepción de estas enfermedades por parte de las personas de su entorno?

-Efectivamente, y esa tendencia al ostracismo es mayor todavía en el rural, mucho por desconocimiento. Hay que tener en cuenta el desgaste emocional que convivir con una persona con enfermedad mental produce en las familias y a eso hay que sumar el desconocimiento de herramientas y pautas de cómo enfrentarse ante la enfermedad. Hay unos patrones de conducta que intentamos modificar con las familias para evitar la sobreprotección o la autocrítica, porque muchas veces afloran los sentimientos de culpa. Hay gente que lleva conviviendo con estas personas 30 años sin pautas o soportes comunitarios y por eso es necesario darles un respiro y apoyo psicológico que necesitan.

-Queda un largo camino por recorrer...

-Sí, queda mucho por hacer. Es un trabajo del día a día que nunca finaliza. Queremos llegar hasta el final y antes me hablabas de datos y pueden ser muchos más, porque los que no están en el registro, no existen, pero sí existen y estas personas no están siendo tratadas y sus familias no reciben apoyo ni social ni sanitario.

-¿Existe un componente genético que predisponga a la persona a padecer dolencias mentales?

-Sí, sin duda. Existe una vulnerabilidad, aunque luego debe haber un factor desencadenante o que precipite la enfermedad. En nuestro caso hablamos de enfermedades crónicas, pero hay otras en las que conviene actuar para evitar que se cronifiquen. Los desencadenantes pueden ser cargas estresantes o emocionales fuertes y, en el caso de la esquizofrenia, generalmente son episodios vitales importantes. En algunos casos el consumo de sustancias, pero se tiende a asociar el consumo a estos casos y no siempre ni mucho menos es así.

-Antes aludía a los frecuentes trastornos de ansiedad o pánico, la calificada como epidemia del silo XXI. ¿Somos ahora personas emocionalmente más vulnerables?

-No es malo padecerlos, sí cuando esto se cronifica o se convierte en una respuesta habitual. Lo esperable es que ante una situación angustiosa es reaccionar y no hay que pensar siempre en una patología, siempre que no interfiera en nuestra vida cotidiana. Sí estamos más condicionados, más expuestos y la sobreestimulación nos genera estrés, pero no todo es patológico.

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