-¿Se podría dar el caso de que alguien los pudiera confundir con militares profesionales durante una de sus partidas al aire libre?
-Sólo podríamos tener algún problema con la Guardia Civil, pero ni eso, porque saben quienes somos, y tienen un registro de las armas que tenemos porque tienen que estar registradas y documentadas. Además, nosotros sólo jugamos en sitios donde nos dan permiso para hacerlo. Nosotros nos hacemos responsables de todo lo que pasa en las partidas.
-¿Cuál es el perfil de un jugador habitual de airsoft ?
-El 20 por ciento de los que jugamos somos militares y guardias civiles. En el 80 por ciento restante hayt de todo, gente normal que juega por el placer de quemar adrenalina y pasar un buen rato.
-¿Por qué no decidió continuar con su carrera militar?
-Circunstancias de la vida. En su momento, no me gustaba como funcionaba el Ejército del año 82, los suelos eran muy bajos y no te llegaba para vivir. Hoy es un trabajo como otro cualquiera, te vas para casa cuando terminas, no tienes que quedarte en el cuartel ni nada por el estilo. Echo de menos a los amigos, por supuesto.
-¿En qué consiste su actual colaboración con la Brilat?
-Me hice reservista en el año 2006. Desde ese momento estoy en la reserva voluntaria. Hago lo que me mandan, pero normalmente ponemos al servicio del ejército los conocimientos que tenemos en la vida civil. Yo soy instalador electricista. El ejército no tiene soldados tan experimentados como lo puedo estar yo en ese trabajo. Yo voy cada vez que me llaman para prestar mi servicio, cuando me reclaman. Mi hijo está allí como soldado, y está encantando con el ambiente que hay en la base.
