Los momentos de tensión en los plenos de Lalín son comunes y salvo en contadas ocasiones las disputas exceden de lo admisible. El de ayer no fue una excepción y salvo episodios, hilarantes para unos e indescriptibles para muchos, el alcalde y su antecesor fueron una vez más los protagonistas. Rafael Cuíña había insistido mucho en los últimos días sobre la retahíla de "insultos" recibidos por parte de su antecesor, que Crespo negó se enmarcasen en el plano personal sino en la disputa política. "Si digo que hace política marrullera, no le estoy llamando marrullero. La política es un toma y daca, no tenga la piel tan fina y no presuma de que nunca insultó a nadie, porque posiblemente fue el que más insultó de la corporación", espetó el líder del PP, al que el alcalde le había reprochado antes que le llamase "analfabeto funcional" y otras lindezas que, Crespo, dijo que el alcalde había sacado de contexto interesadamente. "No me llame Pepe, aquí soy señor Crespo y usted, señor Cuíña"; sentenció el popular en un instante de aparente calma en el pleno, que tras momentos de tensión, volvería a un ritmo de pulsaciones más bajo. El regidor estuvo digiriendo estas palabras durante más de una hora y ya cuando el pleno estaba en su recta final se dirigió a Crespo en un tono conciliador de dos personas que se conocen desde hace décadas. "La vida es muy larga y da muchas vueltas... tenemos compartido momentos muy buenos y la relación personal debe estar por encima de la mierda de la política", dijo. Aparentemente y tras unas aclaraciones, la tensión entre ambos se relajó. Antes, la edil del PP Eva Montoto había pedido más pax política, rebajar la tensión y eludir comportamientos impropios. Lo hizo mirando al edil no adscrito Juan José Cruz, que lamentó sus palabras y dijo que el caso de las firmas de O Corpiño fue una de las razones por las que dejó el gobierno por solidaridad con ella y por lo que había sufrido.