La escasez de lluvias en Deza no se arrastra desde el otoño pasado, sino que en realidad desde 2013 cada año hidrológico que pasa está registrando una media de precipitaciones inferior a la normal. Los municipios han logrado superar un verano que se antojaba peligroso al pensar en que aumentaría el consumo de agua con el riego de cultivos o de zonas verdes así como con el llenado de piscinas. Pero una vez pasado el estío, las lluvias tampoco hicieron acto de aparición -de poco sirvió el aguacero del 16 de octubre- y comienzan a surgir problemas de abastecimiento, dado el bajísimo caudal que presentan arroyos, ríos y embalses.
Las dificultades para disponer de agua se detectan sobre todo en los dos concellos más grandes de la comarca, Lalín y Silleda. El edil de Rural de Lalín, Miguel Medela, explica que desde finales de verano el GES transportó hasta en cuatro ocasiones agua en la motobomba (con una capacidad de 8.000 litros) a la traída de Palmou. Se optó incluso por conectar a algunos vecinos al pozo municipal del centro social, y ahora se estudia realizar canalizaciones para que algunos residentes puedan abastecerse de la traída municipal que lleva agua a Palio.
Además de Palmou, la motobomba también suministró agua a la traída vecinal de Rodelas, así como a las de Cadrón (en dos ocasiones) y de Madriñán (en cinco). En estas dos parroquias se le facilitó el suministro incluso a algún particular. A día de hoy, Medela indica que se están reparando tanques de traídas vecinales en Anzo (adonde se llevó agua ayer) y en Busto, y que en Alperiz se prevé construir un tanque, mientras que en Gondoriz Pequeno los vecinos ya pidieron un nuevo tanque así como el enganche a la red municipal. En Lebozán se demanda mejorar la captación y la red que lleve el agua hasta los tanques, mientras que se dispone ya de un proyecto también de captación y depósito para Bustelo. El concejal recuerda que varios de estos proyectos afectan a terrenos particulares y que además habrá que someterse a los trámites que pida Aguas de Galicia en, por ejemplo, medidas para subsanar deficiencias en las analíticas, de modo que la ejecución puede demorarse.
En Silleda, si bien el suministro de agua a las traídas vecinales no es tan intenso, sí se detecta un aumento de solicitudes para engancharse a las redes, sean municipales o vecinales. Desde septiembre se registran, en concreto, 19 peticiones de alta, repartidas entre las parroquias de Cortegada (4 peticiones), Manduas, Vilar, Rellas (con 3 cada una), Taboada y Saídres (2) y, por último, Margaride y O Castro (una cada parroquia).
Captaciones alternativas
Así como en Silleda en las últimas semanas sí aumentan las consultas de vecinos en el departamento de Urbanismo para informarse de los trámites a seguir para poder construir un pozo, en Cruces esta situación apenas se nota. "Sí es cierto que hay un ligero incremento, pero no es excesivo", apunta el teniente de alcalde, Manuel Souto, quien explica que no solo los vecinos del casco urbano, sino que en la práctica todos los de Fontao y de Toiriz se nutren desde hace tiempo de las traidas municipales. La falta de agua es patente en otras zonas que, paradójicamente, se ubican a orillas del río Ulla. El Concello está pendiente de una reunión con la conselleira de Medio Ambiente para abordar la construcción de una red de traída para Brandariz, Camanzo, Añobre, Gres y Santomé de Obra. El coste de la infraestructura se coloca por encima del millón de euro. Por el momento las explotaciones ganaderas de este municipio se apoyan en captaciones alternativas.
