Nació en la localidad colombiana de Riosucio de Chocó en 1962. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de Cartagena de Indias y, antes de asentarse en Cariño, viajó por Ecuador, Alemania, Suiza, entre otros países. Carlos Santos inauguró ayer su muestra "Detalles", con claras referencias a la historia de Lalín.
-¿En qué consiste la muestra que abre en O Café de Mili?
-Como pintor que soy de otro continente, me gusta conocer la historia de Lalín de otra manera. Durante los tres meses que he estado aquí me impresionaron las figuras de Ramón Aller y Joaquín Loriga. Esa historia la quiero ilustrar de otra manera realizando una pequeña aportación personal a la gente joven que puede verla, también, de otra manera.
-¿Cómo llegó a descubrir a Ramón Aller y a Joaquín Loriga?
-Me encargaron pintar lo que quisiera, hice un recorrido de una semana por aquí, investigué sobre ellos y fue cuando decidí pintar algo relativo a ellos debido a la importancia de los dos personajes lalinenses. Quería buscar una forma diferente de explicar la historia de Lalín. Este es un proyecto porque tengo la posibilidad de exponer en la Casa de Galicia de Madrid, y por esto tengo hechas ya varias series sobre personajes y fiestas de Galicia. Incluso le hice uno al monumento al cerdo que hay en Lalín. Lo vi muy solo en su emplazamiento y por eso lo pinté con todo lleno de cerdos.
-¿Tiene pensado en asentarse definitivamente en Galicia?
-Hay un proyecto para afincarme en Cariño, pero estuve antes viviendo siete años en A Coruña. Allí estuve pintando muchos bares y, también, retratos en los países de Europa donde estuve hasta ahora. Todos los grandes movimientos artísticos tuvieron lugar en los bares. Por eso, para mí los bares son lugares mágicos. Desde el año 82 estoy exponiendo en sitios alternativos como los bares. Son lugares donde la gente se reúne, habla y comenta todo, y donde hay más tiempo para todo ello que en una galería o en cualquier museo. El bar de Mili tiene ese ambiente tan especial y por eso me gusta tanto.
