José Ramón Lagos fue el encargado de la parte más técnica de la nueva empresa estradense. Entre sus tareas estaba la de buscar el mejor material posible, es decir, los mejores drones y cámaras, algo clave para diferenciarse de otras empresas del sector, con menos posibilidades en este sentido. "Un dron básico lo tiene cualquiera. Por 900 o 1.000 euros puedes tener un dron de pequeñas dimensiones. Nosotros tenemos dos de este estilo pero muchos de estos drones ni siquiera permiten que les cambies el objetivo", explica Lagos.

Wolrdrone intento sin embargo ir más allá. El primer paso hacia arriba llegó con la adquisición de un Inspire 2. "Con ese dron ya subimos algo de nivel. Tiene una buena calidad de imagen de fotografía y vídeo. Es un dron mucho más rápido y potente. Está especializado para audiovisual", manifestó.

La "joya de la corona", como el propio responsable del apartado técnico de la empresa lo definió, es un Matrice 600. "Es todavía más potente. Tiene seis baterías, por lo que su autonomía es muy alta. Lo más importante sin embargo es que puede cargar hasta 25 kilos. Eso nos permite introducirle por ejemplo una cámara térmica, algo que en Galicia no tiene nadie y que trae nuevas posibilidades", explicó. "También nos permite por ejemplo colocar una cámara espectral, que es la indicada para analizar los cultivos", añadió en el mismo sentido.

Lagos destacó que drones de este estilo les permiten ir muchos más allá del audiovisual, un nivel que se puede alcanzar con drones más pequeños, llegando hasta funciones a los que otros no llegan. "Es una inversión muy gran en tecnología y que también exige una formación mayor. Son drones muy pesados, tan difíciles de conseguir como de manejar", apuntó. "Está claro que es una inversión muy fuerte pero está hecha para marcar la diferencia. Es una decisión que tomamos con el objetivo de hacer algo importante", añadió. Solo el dron Matrice 600 tiene un coste de 8.000 euros, mientras que la cámara térmica que lleva acoplada unos 9.000.