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"Soy de Cangas y vivo lejos del mar por amor. Al concurso fui de relleno y me eligieron"

Los flamantes ganadores del certamen del Centro de la Tercera Edad de A Estrada compiten el domingo en Melide

"No tenía ganas de ir al concurso. Fui de relleno y gané", explica todavía sorprendido Manuel Eugenio Laranjeira Meira, Míster Estrada. Él acompañaba "a la chavala que está conmigo: María Ferreiro", la estradense por la que -14 años después de conocerla- este "canteiro" de Cangas se ha resignado a vivir lejos del mar y ya se siente "un poco estradense". Su pareja fue elegida Miss Verán pero él, sin hacer más que vestirse "un pantalón de tergal y una camisa", se proclamó Míster Estrada.

Representará así el próximo domingo en Melide a un municipio al que, como buen nativo de "mar abierto", estima que le falta la brisa marina. Pero como Cangas e incluso Vilagarcía quedan cerca, le resulta fácil ponerle remedio. Por lo demás, le gusta mucho A Estrada. Adora muchos de sus rincones -como la emblemática Fervenza de Ouzande- y valora la vida social de la villa para las personas de la tercera edad. Admite que le "gusta mucho" A Estrada y también el dinamismo de sus gentes, que frecuentan la piscina o van a baile, por ejemplo.

Hacer deporte es importante. El médico le recomendó caminar. Y, en vista de que es Míster Estrada, al menos antes del concurso de Melide hará un esfuerzo. "Hay que prepararse" para el certamen de Míster Galicia, admite, sonriendo. Estaría bien afinar un poco la silueta.

Además de intentar ganar, acudirá a Melide con el propósito de pasárselo bien. Es lo que intenta desde que sus problemas de espalda le obligaron a jubilarse anticipadamente hace ya diez años, dejando a un lado una profesión que adoraba. Sintió la vocación de "canteiro" -la profesión de su padre- a los 11 años. A los 13 ya empezó a trabajar labrando las piedras con el cincel. La cantería decayó en los 60 pero volvió a remontar poco a poco hasta que entre el 80 y el 94 hubo un "boom" que le pilló de lleno.Él hizo la base del reloj de la alameda de Cangas. "Antes disfrutábamos trabajando. Silbábamos y trabajábamos. Ahora no se disfruta. Se va al dinero", opina. Trabajó en Cangas pero también fuera: en los Pirineos, Benidorm o en Mondragón, haciendo cámaras frigoríficas para Fagor o naves para Ascón.

También era aficionado a la pesca de mar y de río. Lo dejó -igual que el tabaco- pero, en cambio, se ha aficionado a la informática (hizo varios cursos en Coesco) y a la fotografía. El domingo podría convertirse en el objetivo de los fotógrafos si logra traerse el título de Míster Galicia para el municipio por el que pasaba sin parar cuando llevaba a sus hijos, aun niños, a competir en campeonatos de piragüismo en Portododemouros, sin pensar que algún día lo sentiría como propio: A Estrada.

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