Carmen Iglesias iba ayer al mediodía a su casa cuando se topó con una desagradable escena: un zorro muerto colgado de un árbol en una finca particular próxima a la iglesia de Catasós. Tras recuperarse del susto que le provocó ver al animal atado por el cuello a una rama le entró un sentimiento de indignación y decidió llamar a la Guardia Civil para que, en primer lugar tuviese constancia de este hecho, y que a continuación investigase la autoría de esta repugnante y condenable actuación. No fueron guardias del Seprona sino agentes rurales los que se personaron a media tarde en esta propiedad para tratar de esclarecer unos hechos que algunas personas creen no deberían ser demasiado complicados de concretar.

Carmen Iglesias cree que el zorro podría llevar colgado en el árbol un par de días y opina que tuvo que ser visto por alguien una vez que la finca está justo al lado de la pista por la que se accede a la iglesia de Catasós y muy cerca de varias viviendas.