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La noche del champán en la Praza da Igrexa

Hace un año las elecciones en Lalín acababan con la mayoría del PP y abrían la puerta a un nuevo gobierno en el que Cuiña, al principio, solo tuvo el respaldo de PSOE y APAC

Cuiña, flaqueado por Peña y por Casares, la madrugada del 24-M en la Praza da Igrexa. // Bernabé/Luismy

Un año después del vuelco electoral en Lalín el concello está regido por un gobierno de integración presidido por Rafael Cuiña (Compromiso por Galicia) y respaldado por PSOE, A Plataforma Aberta Cidadá (APAC) y BNG. La melodía Vai Alborexar de campaña, del músico Roi Casal, empleada por el partido más votado por detrás del PP presagió lo que iba a pasar esa noche: contra pronóstico, el popular José Crespo cedía la Alcaldía después de 25 años y pasaba a manos de Cuiña en un 24-M que forma parte de la memoria colectiva más reciente.

Después de una campaña intensa y en cierta medida polarizada por la propuesta de continuidad de los populares y la alternativa de Compromiso, los ciudadanos llegaban a las urnas. Nada más cerrar los colegios electorales las sedes de los partidos que conformaban la alternativa de gobierno comenzaron a llenarse de militantes y simpatizantes y cerca de la medianoche la algarabía era desbordante en la oficina de Cuiña de la Praza de Galicia. Este punto se convirtió en el epicentro de la celebración de los que apoyaron con su papeleta un cambio de gobierno, mientras que en la sede del PP el único sonido que se escuchó durante muchos minutos fue el de las llamadas y mensajes de los teléfonos móviles.

Rafael Cuiña salió de la sede de su partido acompañado de colaboradores para dirigirse a los presentes, conocedor que era ya el próximo alcalde de Lalín. Tras contactar con la candidata de APAC, Lara Rodríguez Peña, y con el líder socialista, Nicolás González Casares, recibía su apoyo para la investidura. En la fiesta que se prolongó hasta la madrugada, en la que corrió el champán y las bombas de palenque, no estuvo presente el candidato del BNG, Xosé Manuel López, que solo se acercó a saludar. Días después su partido avalaría la investidura de Cuiña, rechazando entrar en el gobierno. Tampoco tuvieron resultado los movimientos que buscaban una abstención en el pleno de investidura de Cuiña por parte de López, que, meses después cesaba para que el número 5 de la lista, Francisco Vilariño, entrase primero en la corporación y luego en el gobierno.

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