Las minas ocupan 197,23 hectáreas y algunas de ellas están ya inundadas. Por eso, desde la oposición, el PSOE presentó el año pasado alegaciones al Plan de Urbanismo para que se declarase la zona suelo rústico de especial protección (ya fuese cultural o arquitectónica), con vistas a la posible apertura, en un futuro, de alguna galería de piedra para su visita. Pero en ningún momento se solicitó la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), un punto que sí incluyó el PP en su campaña electoral. De ser BIC no podría realizarse absolutamente ninguna tarea de rehabilitación, mientras que si goza de protección en el PXOM, cualquier actuación que se hiciese, por ejemplo, cerca de los lavaderos, tendría que venir avalada por una Declaración de Impacto Ambiental y respetando ciertos procedimientos.

Fontao puede seguir el ejemplo de las minas de San Finx, en Lousame, que tienen un tramo visitable. Pero para ello, la Xunta ha de negociar la compra de los terrenos, o su expropiación si se declaran suelo rústico de especial protección. Mediante este sistema, se fijaría un justiprecio que evitaría cualquier intento de acción especulativa por parte de la familia propietaria. En cualquier caso, es el momento ideal para decidir el futuro de Fontao, puesto que de haber derechos mineros, este uso siempre prevalece sobre cualquier otro, señala el catedrático Enrique Orche.