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El padrón en Lalín se redujo en 17 vecinos cada mes durante los últimos cinco años

En un lustro la capital dezana cedió 1.058 habitantes -La pérdida de categoría comenzó a peligrar justo al comienzo de la crisis -El nivel de nacimientos se mantiene en 20 años

Gente en la calle Principal de Lalín. // Bernabé/Luismy

Cada final de año, desde hace al menos tres, Lalín ve peligrar la pérdida de categoría. El umbral de los 20.000 habitantes se sostuvo hasta ahora a duras penas con campañas de empadronamiento que dieron resultado, pero la situación, salvo que revierta el escenario socio-económico, es casi que irreversible.

Una decena de vecinos salvarían a día de hoy esta barrera y la campaña para aumentar el padrón puesta en marcha esta semana por el Concello ha tenido un impacto social muy importante, pero a finales de año se sabrá si resultó efectiva o Lalín está condenado a perder su categoría. La Ley de Bases de Régimen Local aprobada por el Ministerio de Administraciones Públicas establece que los territorios con menos de 20.000 vecinos dejarían de gestionar directamente servicios como la recogida y tratamiento de residuos, abastecimiento de agua, evacuación y tratamiento de aguas residuales, limpieza viaria, acceso a núcleos de población, pavimentación de vías urbanas, alumbrado público o los servicios sociales. Así de dura es en principio la normativa vinculada al proyecto de racionalización del gasto público impulsado por el departamento de Cristóbal Montoro. En la misma se indica que los concellos de primera categoría deben contar con Protección Civil, un servicio de bienestar social, prevención de incendios e instalaciones deportivas de uso público. Estas prestaciones pasarían a manos de organismos supramunicipales como Diputaciones, pero también hay una puerta abierta, en algunos servicios, a que sean las mancomunidades las que los coordinen. La dezana tiene más de una década y su utilidad, ahora de nuevo cuestionada, representa un recorrido demasiado pobre.

Las claves de la pérdida de población en Lalín son semejantes a las de muchos municipios de la Galicia interior, pero en este caso existe un condicionante clave: la crisis económica. Entre 2011 y este año el Padrón de Residentes Ausentes (PERE) se incrementó en 714 personas. Este censo fue aumentando cada 12 meses desde los 4.842 a 5.061, 5.263, 5.405 y los 5.556 que constan en la actualidad. Si tomamos como referencia el mismo período de tiempo; es decir, cinco años, la serie histórica de población en Lalín muestra un gráfico en constante caída. La población en la capital dezana en 2010 se situaba en 21.216 residentes, de los que 1.160 eran ciudadanos extranjeros. Al año siguiente la cifra cayó hasta los 21.127 y 1.096 respectivamente. La primera señal de alarma se produjo en 2012, cuando la categoría se salvó solamente por 409 vecinos y el censo de extranjeros que vivían en el municipio era de 1.090. La regresión poblacional fue más acusada en 2013, cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) certificó 20.048 habitantes. El número de foráneos había disminuido ya del millar, pasando a 957 ciudadanos. Y el año pasado se cerró, tras una campaña de empadronamiento, con 20.158 habitantes; 974 extranjeros. Es decir, en un lustro Lalín perdió 1.058 empadronados. De mantenerse este ritmo y teniendo en cuenta que en el pasado ejercicio el saldo vegetativo fue negativo en 93 personas, la capital dezana precisa que muchos -se habla de cientos- de personas que hacen su vida en este concello, se empadronen. Al margen de que sea justo o no disfrutar de servicios por los que no se cotiza como ciudadano, la pérdida de categoría está seriamente amenazada.

En lo que respecta al número de nacimientos y, aunque pueda parecerlo, no existen grandes oscilaciones en los últimos 20 años. En 1994 nacieron 141 bebés en Lalín y el pasado ejercicio fueron 123. Los mejores datos de estas dos décadas se dieron en 2008, con 169 alumbramientos. Un año después la crisis económica comenzaba a golpear Lalín y sus estructuras sociales se tambalearon.

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