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Lalín, epicentro del rural imaginado

El consistorio lalinense acoge un encuentro sobre iniciativas de aprovechamiento del campo como alternativa de futuro desde una mirada de respecto al medio natural

Lalín se convirtió ayer en escenario para la reflexión sobre el futuro del rural desde distintas perspectivas y de mano de distintas iniciativas. Frente a los grandes retos que se presentan al rural como la pérdida de servicios y población el Encontro do Rural Imaxinado; do presente ao futuro porvir, organizado por la red ReVolta de Investigación en Agroecoloxía e Historia, trajo a la capital dezana diferentes propuestas para "construir ese aprecio por el rural frente a la deserción del arado". A lo largo de la jornada se presentaron en la sala de prensa del consistorio un total de 16 propuestas del total de 26 que se presentaron.

El alcalde de Lalín, Rafael Cuiña, se encargó de inaugurar la sesión acompañado por el catedrático de Historia Contemporánea Lourenzo Fernández Prieto. Tras su intervención comenzaron a desgranarse los diferentes proyectos. La castaña centró la primera propuesta como una alternativa de futuro al contar Galicia con el 58% de los castaños del territorio español dedicados a la producción de fruto. Deza y Tabeirós se incluyen dentro del territorio abarcado por la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Castaña de Galicia. De las más de 69.000 hectáreas de castaños solo 38.000 están aprovechadas, con una producción de 20 millones de kilos por año que se reparten por mercados internacionales. "La castaña quitó el hambre y ahora se consume en los países más ricos", explicaba gerente de la IXP, Manuel López, quien tras poner varios ejemplos de recuperación de sotos instó a los presentes "revolucionarnos y plantar cada uno un castaño para afrontar los dos grandes retos, el hambre y ser biosostenibles".

Elisa Otero, de la Universidad Autónoma de Madrid abordó la vuelta al campo desde las ciudades haciendo reflexionar a los asistentes sobre la participación de las mujeres en este retorno al rural así como las diferencias de tareas que asumen uno y otro sexo. Desde la Fundación Juana de Vega, José Manuel Andrade apostó por detallar algunos de los proyectos más significativos con los que está colaborando la entidad. Apuestas concretas como las de un abogado que busca volver al campo de mano de una cabaña de vacas de raza limiá o la de otro integrante que tiene en marcha un proyecto de cría de caracoles con el fin de aprovechar sus huevas, entre otras.

Pero más allá de un aprovechamiento económico, la jornada también sirvió para poner la vista en iniciativas de corte educativo, de mano de la Universidade Rural de Barreiros, impulsada por el colectivo Cultural Ollomao. Durante cinco meses Barreiros recuperó parte de sus antiguas escuelas (unitarias o fundadas por indianas y la Iglesia). Su objetivo se centró en acercar al rural contenidos propios de la enseñanza superior, logrando un gran respaldo.

Hubo también tiempo para abordar la microeconomía del paisaje y del territorio de mano del colectivo Petón do Lobo o afrontar una de las amenazas de nuestra paisaje, los fuegos forestales con el proyecto Batefogo abordado por uno de sus promotores Miguel Pardellas. Tampoco faltó la mirada en el patrimonio desde una visión cultural con iniciativas como la planteada por Arquivolta Rural.

Por la tarde, la asociación Máisdetres trató las necesidades personales y las creencias colectivas en este rural imaginado y Marlene Anaya también reflexionó sobre este porvenir ligado al campo. Alicia López se encargó de abrir horizontes hacia otra política educativa. También hubo tiempo para iniciativas como el Espazo Agroecolóxio A Estruga o Alg-a Laboratório. Todos con la vista puesta en el rural como una alternativa de futuro donde la cooperación y el respecto al medio son claves.

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