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Capas que no salen del armario

Descubren 9 prendas de la Encomenda do Cocido a las que el actual grupo de gobierno no dará uso al haber suprimido para el próximo año esta organización gastronómica

Algunas prendas son de hace varios años y otras del diseño más reciente. // Bernabé/Gutier

Descoloridas algunas y flamantes otras son las capas de la Encomenda do Cocido que luce cada día grande de la fiesta gastronómica lalinense los más de un centenar largo de personas que desde el año 2000 fueron distinguidos por el Concello. Con la supresión de este acto social paralelo a la Feira do Cocido estas prendas podrán lucirse solo en la intimidad, salvo que alguno de sus propietarios desee mantener la tradición de vestirse ese día con esta prenda tan popular en la cultura castellana.

Aunque estas capas han pasado a la historia por deseo de ejecutivo presidido por Rafael Cuiña -en el acuerdo de investidura los distintos grupos políticos coincidieron en la eliminación de este acto- en dependencias de la casa consistorial todavía se conservan 9 prendas. Diseñadas desde sus comienzos por el empresario textil Florentino Cacheda, las capas están colgadas en sus perchas en un burro a la espera de ser lucidas por alguien que nunca llegó a pasearlas. La mayor parte de ellas son de los primeros modelos, mientras que otras son los diseños más actuales con solapas y grabados en hilo estampas como un perfil del Castro Tecnolóxico.

El gobierno local reconoce que no sabe cuál será el destino de estas capas, cuyo precio de cada una de ellas rondaba los 300 euros. Como estas prendas debería haber exactamente 176, pues este es el número de comendadores que juraron amor eterno al cocido en las 16 ediciones que de este acto se celebraron desde sus comienzos. Teniendo en cuenta que algunas son modelos de los primeros años de la Encomenda, quizá se encargasen a mayores por si existía algún contratiempo o si a última hora se incrementaba el listado de homenajeados que, con un cucharón de plata en sus hombros el gran comendador de honor; el exalcalde, José Crespo, recibía cada año a los miembros de esta orden gastronómica. La Encomenda fue muy discutida. El PSOE en la oposición denunció que en 13 años el coste de las capas había superado los 50.000 euros. Estas prendas sobrantes quedarán ahora como fondo de armario sin previsible uso.

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