El envejecimiento de la población explica que, año tras año, las familias tengan más sepulturas a las que llevar flores. Es el motivo que esgrime Rosa Iglesias, de la floristería Rossa, para explicar el auge del sector. "Los clientes nos demandan sobre todo plantas de crisantemo, porque duran más y son más económicas", pero también son frecuentes los centros de flores a base de orquídeas y rosas, como explica Luz González, de la floristería González, también en Lalín.

Para Difuntos, pueden adquirirse centros de flores a partir de 20 y 30 euros. En el caso de Rossa, los precios se mantienen si estamos hablando de un entierro, "ya que trabajamos con clientes que nos realizan diversos encargos a lo largo del año", pero sí se encarecen en el caso de otras floristerías. Luz González coincide en señalar que "en este sector apenas se notó la crisis. Cuando alguien pierde a un ser querido, quiere que se note, que se vea una corona voluminosa".

De cara a la ornamentación de las sepulturas para estos días, los clientes ya han empezado a realizar encargos la pasada semana. "Cada año tenemos más trabajo, y las personas que acuden a nosotros cada vez lo hacen con más margen de tiempo", apostillan desde Rossa.

Las floristerías refuerzan personal y horarios para poder atender todos los pedidos. En estos negocios y en estas fechas se cumple aquello de que para gustos se pintan colores y, para colores, flores. La variedad es amplísima, desde el clásico crisantemo hasta las flores más delicadas. Atrás quedaron los tiempos en los que el blanco y el rojo protagonizaban los centros que se llevan estos días a los cementerios. La paleta cromática de estas composiciones es hoy muy extensa.

Diversas floristerías abren hoy sus puertas, al menos por la mañana, para seguir despachando encargos. El deseo de recordar a quienes ya no están hace que estas ventas no entiendan de crisis, aunque cada quien trate de ajustar su elección a su bolsillo.