La Casa Grande de Fuentemayor situada en la parroquia silledense de Cortegada acoge desde ayer y hasta hoy la cata final el concurso de vinos Distinciones Gallaecia, que este año celebra su décimo sexta edición. Se trata de un certamen organizado por la Asociación de Sumilleres de Galicia, Gallaecia, reconocido a nivel nacional y en el que participaron un total de 564 vinos de las diferentes denominaciones de origen gallegas, de los que, solamente 179 alcanzaron la gran final. Alejandro Padín es el Secretario General de los sumilleres de Gallaecia que estos días participan en la degustación final del concurso

-¿Cómo nace la Asociación de Sumilleres Gallaecia y el concurso Distinciones

-La asociación de sumilleres se crea hace 17 años por un conjunto de profesionales que nos planteamos la necesidad de introducir un cambio profundo en el tratamiento de los vinos en la restauración. El concurso "Distinciones Gallaecia" nace un año después con la intención de buscar en cada edición los vinos más distinguidos de Galicia.

-¿Cómo se desarrolla el concurso?

-Para empezar los sumilleres nos desplazamos entre los meses de mayo y septiembre a los diferentes Consellos Reguladores en donde se realiza una primera cata. De aquí se extraen los vinos que pasan a la final que se está celebrando y que consiste en una degustación a ciegas.

-¿Cuántos expertos participáis en la cata?

-A lo largo de todo el concurso han conformado los distintos paneles de cata 79 catadores. En la final participamos 11. De ellos, 5 son los directores de los diferentes Concellos Reguladores y el resto pertenecemos a la asociación.

-¿Qué se busca en un vino para distinguirlo entre más de 400 caldos?

-Lo que buscamos, sobre todo, es la tipicidad. Interesa que un vino represente lo que se espera de él teniendo en cuenta la añada y la variedad. La cata es a ciegas y los catadores solo tienen información del año y de la denominación a la que pertenecen los caldos. A partir de ahí intentamos analizar si cumplen las condiciones .

-En el concurso solamente participan vinos gallegos, pero ¿considera que se valora lo suficiente el potencial vitivinícola de Galicia?

-Quizás que no esté suficiente mente valorado dentro de nuestra propia casa. En Galicia tenemos el problema de pensar que lo nuestro no es tan bueno como lo de fuera, pero la realidad es que en el exterior nuestros vinos arrasan. Por ejemplo, los blancos gallegos están conquistando el mundo. Afuera llaman mucho a la atención las diferentes variedades gallegas, la climatología y en general, la forma en la que se producen.

-¿Y una zona como Deza, con poca tradición en el vino, podría esconder aptitudes para la producción?

-S. Otro problema que tenemos en Galicia es que queda mucho por trabajar. Por ejemplo, deberíamos estudiar más los suelos, el clima o las variedades. Antiguamente Galicia era un monopolio vitivinícola, pero que ahora la producción solo se concentre en ciertas zonas, no quiere decir que las que no estén en un Consello Regulador no alberguen potencial.

-¿Cómo es posible que en zonas tan productoras como Galicia y España se consuma entre la gente joven menos vino que por ejemplo en Dinamarca?

-Dinamarca nos duplica en consumo, pero esto es un problema a nivel mundial. España es el país que más produce, pero sin embargo, el consumo interno está bajando mucho. Los mercados emergentes como Brasil o China son los que tiran para arriba. Allí los vinos españoles triunfan. Entre otras cosas, el márketing puede influir en que los jóvenes de aquí se decanten más por la cerveza.