Fue admirable la fecunda y patriótica labor que los entusiastas gallegos de la "Sociedad Hijos del Partido de Lalín en Buenos Aires", hicieron por su pueblo y su comarca. Esta sociedad no solo tuvo por objeto la creación de edificios benéficos sino que fue a la vez de socorro mutuo, repatriación de socios enfermos y proporcionó empleos adecuados a todos sus paisanos al llegar a América. Esta asociación se inició en 1909, bajo la presidencia del laborioso y entusiasta hijo de Lalín Guillermo González Fernández. Antes de la formación de la sociedad con objeto de resolver las limitaciones del pequeño cementerio de la Villa de Lalín, situado entorno a la Iglesia de Donramiro, el 2 de octubre de 1904, un grupo de emigrantes, naturales de Lalín, residentes en Buenos Aires, costearon la construcción de un nuevo cementerio, mediante suscripción.

La Comisión directiva encargada de conseguir los medios necesarios, se componía de las siguientes personas: Presidente: Guillermo González; Secretario: José Rodríguez; Prosecretario: Cecilio Gutiérrez; Tesorero: Eloy Gutiérrez y los Vocales: Amador Rodríguez, Victoriano González, Manuel Miranda, Ricardo García, Antonio Blanco, Pedro Presas, Gonzalo Goyanes y José Miranda. El éxito obtenido tras casi tres años de trabajo y contratiempos, les llevó a constituirse en Sociedad y a emprender un nuevo proyecto: la construcción de un Hospital Asilo.

El 17 de septiembre de 1905 fueron girados por el hijo de Lalín, Guillermo González, los fondos necesarios para la construcción del Cementerio de dicha villa. También remite una cantidad para arreglar el cementerio, cuando esté terminado y para costear una cruz de hierro que se colocará en el sepulcro del primer cadáver que se entierre en él.

Con este motivo se acuñó en Buenos Aires una medalla conmemorativa, cuya fotografía se adjunta y que me ha sido proporcionada por el coleccionista. Mariano Martín García, que posee probablemente el único ejemplar que se conserva en la actualidad. La medalla de bronce, representa en el anverso las rejas, la puerta de entrada y la capilla del cementerio, con una leyenda "A su pueblo natal" y en el reverso dos textos, uno referente a los Hijos de Lalín, que fueron los que la acuñaron y otro texto con la fecha en que se formó la asociación para la construcción del cementerio, el 2 de octubre de 1904.

Una vez terminado y en condiciones para ser habilitado, pero por causas no del todo conocidas, el Ayuntamiento no se hizo cargo de él a pesar de las reiteradas peticiones que se le hicieron desde Argentina, continuando los enterramientos en los atrios de las iglesias de Donramiro y San Martín de Lalín, cuyos muros lindan con las casas del vecindario. Esta apatía produjo la natural desilusión a los hijos de Lalín que en América no solo luchaban por su propio bienestar sino por el progreso y engrandecimiento de su pueblo natal.

Por fin el Ayuntamiento se digno inaugurarlo y el domingo 29 de noviembre de 1914, tuvo lugar la solemne bendición del nuevo cementerio, que la sociedad "Hijos del Partido de Lalín", constituida en Buenos Aires, edificó con su dinero y donó al municipio, para el decoroso enterramiento de los vecinos de las parroquias de Lalín y también de Donramiro.

El cementerio está formado por un cuadrilátero de suficiente extensión, para el fin a que se destina, (en la actualidad ha tenido que edificarse un nuevo cementerio debido al espectacular crecimiento de la población de Lalín), está enclavado en un terreno elevado y de situación muy higiénica e inmediato a la carretera de Ourense a Santiago; está cercado por tapias de mampostería enlucida y tiene en sus frente una elegante verja de hierro, con amplia portada que le da acceso. En el centro se alza una capilla; en los cuatro ángulos de las tapias que circundan el cementerio hay otras tantas casetas destinadas a los varios servicios que un cementerio necesita y en uno de los extremos, con puerta independiente de entrada y muros que le separan, hay una porción de terreno destinado a "Cementerio Civil". El Cementerio tiene el carácter de municipal y fue entregado al Ayuntamiento para su conservación y custodia por la Comisión de la Sociedad que lo construyó.

Anteriormente, se efectuaban los enterramientos en el atrio de la iglesia parroquial de Donramiro y como el espacio destinado a los sepelios era tan reducido que no permitía el transcurso del plazo legal para la renovación de sepultura, la salud pública llegó a verse seriamente comprometida por el hacinamiento de cadáveres y la putrefacción de los mismos y se hizo preciso que, previas las formalidades legales, se clausurase el antiguo cementerio, habilitándose el nuevo, con carácter provisional y mientras no se ultimaba el oportuno expediente que estaba en tramitación.

Al acto de la solemne bendición, asistió el Ecónomo de la parroquia de Lalín y numeroso clero, el alcalde, Antonio Crespo Pampín, y un enorme gentío que llenaba el sagrado recinto.